La Argentina quedó a una victoria de conquistar por primera vez en su historia la Copa Davis gracias a una actuación de Juan Martín Del Potro que ya está grabada como una de las mayores hazañas del tenis nacional. En un electrizante partido, el tandilense volvió de lo que parecía una derrota sellada para imponerse a Marin Cilic, número seis del mundo, por 6-7 (4-7), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3.

Del Potro, 38 del ranking, empató así 2-2 la serie que se está jugando en Zagreb, en la que la Argentina busca ganar el trofeo tras cuatro finales perdidas. Federico Delbonis es el elegido del capitán Daniel Orsanic para disputar ante Ivo Karlovic el quinto punto.

No hay país en la historia del torneo, que comenzó a disputarse en 1900, que haya perdido tantas finales sin ganar al menos una, y ahora está abierta la posibilidad de que esa mala racha tenga un final. Con Diego Maradona saltando en un palco del estadio, el comienzo fue hoy engañoso: un saque abierto de Cilic a 187 kilómetros por hora que Del Potro devolvió con más fuerza y precisión aún para forzar el error del rival. ¿Era ese el Del Potro que se vería en la tarde de domingo croata? No, durante más de dos horas el tandilense mostraría un tenis oscilante y sería Cilic siempre el que estaría uno o dos escalones arriba.

Ese tenis del croata contribuyó a reforzar un dato: la Argentina no es país para tie breaks cuando se trata de finales de la Davis. Llegaba al cuarto punto de la final con dos de nueve ganados entre 2006 y 2016, y Cilic amplió la estadística a un desmoralizador 2-8 con un tie break que ganó 7-4 y en el que por momentos se dio el lujo de "tocar" a su rival con drops y globos.

Fuera de la irregularidad de Del Potro, lo que se destacaba en el Arena Zagreb era la variedad de recursos de Cilic, que martirizó al tandilense con un gran servicio y un muy efectivo revés paralelo. A Del Potro le costaba alcanzar ese tiro hacia su derecha, y si lo hacía, quedaba ya desguarnecido para el siguiente. Cilic, además, evitó en esa primera parte del partido, muy astutamente, repetir más de dos tiros hacia la poderosa derecha de Del Potro. La idea era que el argentino nunca tomara ritmo ni confianza, que se la pasara corriendo de lado a lado. El "nuevo" Del Potro, sin aquel revés plano y potente que tanto daño hacía, se encontró en Cilic a la horma de su zapato.

Los croatas cantaban en las tribunas saboreando ya por anticipado el título cuando Cilic tocó una volea en la red para que Del Potro corriera en vano y el marcador estampara el 6-2. Dos sets a cero para el croata y ni un rastro de esa estadística que hablaba de ocho victorias de Del Potro en diez partidos con Cilic.

Pero entonces algo sucedió. Del Potro, que además de interesarse por el estado de una ball-girl tras un pelotazo y de ganar un punto con una gran Willy nunca había bajado los brazos, mantuvo la presion. Siguió con dientes apretados, juego a juego, y se encontró, casi en un pestañeo, con Cilic sacando 4-5 y 0-40. El tercer set point vio al argentino tomando la red para definir con una sólida volea de derecha. De repente, la final perdida volvía a ser una final ganable.

El cuarto set vio al mejor Del Potro, dominante con su derecha. Era Cilic el que corría ahora, y por eso el tandilense se llevó el parcial por 6-4 y planteó el desafío de definir todo en el quinto.

Cuatro horas y siete minutos de juego y cierto deja vu. Como Delbonis el viernes ante Cilic, Del Potro había levantado dos sets a cero para perder de inmediato su saque en el inicio del quinto parcial. Pero a diferencia de Delbonis, el tandilense encontraría la manera de quebrar de inmediato a su rival. Asentado con el 1-1 y el 2-1 al defender su saque, el campeón del US Open 2009, ese hombre que llegó a preguntarse si nunca más podría ser tenista, se lanzó a conquistar la hazaña.

Cilic, que había vuelto a ser un jugador temible con su servicio, dudó en el octavo juego, falló alguna pelota, entregó la segunda doble falta de la tarde y Del Potro quebró su saque para 5-3. Al ratito, con un potente saque ganador, selló la hazaña. Con el 2-2, otro dato aflora: no existe registro en la era moderna de la Davis de un país que haya ganado el trofeo revirtiendo no sólo un 1-2 el domingo -Rusia y Serbia lo hicieron, ambos a costa de Francia-, sino además un 0-2 en sets en el cuarto partido.

Del Potro desafió esa estadística, y ahora Delbonis tiene la palabra. Y la Argentina, señalada ya hace tiempo en el mundo del tenis como la única gran potencia que aún no llegó a su cita con la Davis, tiene un partido más para soñar.

La Nación deportes