Desde hace mucho tiempo el vestuario de Boca está dividido. Tras la histórica pelea Palermo-Riquelme, que concluyó con el retiro del goleador, le siguió la confrontación entre el enganche y el por entonces DT ‘xeneize’ J.C. Falcioni.

Román, hábil dentro y fuera de la cancha, jugó sus cartas y se tomó vacaciones momentáneas el pasado semestre. Esos seis meses se caracterizaron por las peleas entre los jugadores y el técnico. Antes de volver, realizó una crítica terminante hacia el entrenador en cadena nacional, que por resultado tuvo la cabeza del ‘Emperador’.

Ni el propio Carlos Bianchi, el técnico más querido y respetado por todo el ‘mundo Boca’, pudo revertir la complicada situación que se vive en el vestuario ‘xeneize’.

Si hay algo que históricamente lo caracterizó al ‘Virrey’, es su gran manejo de grupo. Con él, tanto los titulares como los suplentes siempre estuvieron contentos y rara vez una interna salió a la luz. Este Boca versión 2013, parece haberlo desbordado.

El pésimo verano que tuvo el club de la Ribera, donde perdió dos veces ante River, promovió el regreso de Juan Román Riquelme. Por entonces, Bianchi cometió su primer error: quitarle la capitanía al arquero Agustín Orión para dársela al ídolo.

A su vez, la vuelta de Román generó la división entre los hombres más experimentados del plantel con los más jóvenes. Paredes, Erbes, ‘Pol’ Fernández, son algunos de los chicos que están de la vereda del ‘10’. En tanto, Orión, Erviti, Silva, Somoza y Caruzzo se encuentran del otro lado.

Las internas en el vestuario ‘xeneize’ también se ocasionaron por el pésimo presente futbolístico del equipo. Como es sabido, sólo un partido ganó el equipo de Bianchi en el Torneo Final.

Para colmo, jugadores sin mucho protagonismo como Lautaro Acosta se le dieron vuelta al DT. El exLanús le recriminó públicamente que “no vine para jugar a la reserva. Yo estoy bien, si el entrenador no me pone es otra cosa”. Una declaración totalmente impensada en otros tiempos de Bianchi al frente del club boquense.

También emergieron los cruces entre jugadores en medio de los partidos, como el que tuvieron el arquero Agustín Orión y el uruguayo Emiliano Albín en México, aunque el lateral se esmeró en resaltar la “excelente relación” con el ‘1’, y sacó a la luz el “abrazo” que dice haberse dado con el exSan Lorenzo tras el partido ante Toluca.

Lo mismo ocurrió entre Matías Caruzzo y Juan Sánchez Miño en la dura goleada 1-6 ante San Martín, en San Juan.

Por su parte, Juan Román Riquelme, la voz más importante del plantel, trató de desviar el foco del tema y aseguró que “es normal enojarse” durante los partidos.

Desde la dirigencia reina el silencio. La única voz que salió a hablar del tema fue la del dirigente José Requejo, quien dijo que en el vestuario está "todo normal".

En tres semanas se definirá la suerte y el futuro de Boca en este semestre. ¿Podrá Carlos Bianchi serenar y unir a sus jugadores antes de los trascendentales choques ante el Corinthians por la Copa Libertadores y River por el campeonato local?