La llegada a Rio de Janeiro fue tumultuosa y la recepción en el aeropuerto fue a los gritos e insultos. Críticas a vacas sagradas como Gabigol y Bruno Henrique y el ánimo muy caldeado con todo el equipo.

Pero el entrenador argentino Jorge Sampaoli quedó en el ojo de la tormenta por los cambios de esquema y formación constantes, y sus peleas con sus jugadores.

La paciencia de los hinchas llegó al límite en el Brasileirao y cuando decidió sustituir al uruguayo De Arrascaeta en el comienzo de la seguna parte fue insultado desde los cuatro costados del estadio.