Fue una ceremonia que quedó marcada por los reclamos no sólo a nivel económico- ante los 240 despidos que ocurrieron en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la Ciudad de Buenos Aires- sino también dentro del sector editorial.

Con el primer discurso del Presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, quedó en claro la necesidad de replantear y debatir algunas cuestiones tras un llamado "sinceramiento de la economía" que atañen a la apertura de importaciones y las bajas en las ventas, especialmente para las pequeñas editoriales. 

Gremmelspacher le deseó "éxitos al nuevo gobierno por el bien de las industrias culturales" y pidió mayor intervención estatal principalmente en lo que respecta a la modificación en el I.V.A.para el sector, los proyectos en los cambios de la ley de autor y el desarrollo del "Exporta fácil".

El guante sobre la necesidad de modificar las leyes fue, más tarde, tomado por el Ministro de Cultura Pablo Avelluto que inció su discurso con un "Conozco este lugar, primero como lector..." e hizo un recorrido de su paso en el mundo editorial admitiendo- que llegó a odiar la Feria para luego reconciliarse-  la necesidad de modificar las leyes ante las nuevas incidencias en los costos del papel, las ganancias y pérdidas de los libreros, las compras públicas transparentes y las dificultades logísticas que enfrentan la mayoría de las editoriales medianas y pequeñas.  El énfasis estuvo puesto en la necesidad de crecer y de volver a transformar a la Argentina en una potencia editorial.

El discurso más esperado de esta edición 42 de la Feria del Libro era el del escritor, intelectual y ensayista Alberto Manguel- que en julio próximo asumirá como director de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en el medio de una crisis en la que se despidió a 240 empleados- que comenzó subrayando "Cosa extraña que la mayor parte del lectorado son mujeres y todos los que hemos hablado aquí somos hombres" y que se centró en los orígenes de Buenos Aires vinculados a los libros que trajo consigo Pedro de Mendoza. 

Sin embargo, un grupo de despedidos de la Biblioteca comenzó a aplaudir generando desconcierto y cruces entre la audiencia que apoyaba la interrupción y quienes hablaban de "irrespetuosos y sinvergüenzas". Manguel continuó su discurso imperturbable e incluso finalizó con un pedido de ser "más tolerantes y menos infelices".

Entre los carteles del grupo de manifestantes,  que luego recorrió el predio, podía leerse "La Biblioteca Nacional no es un negocio", "No a la Biblioteca Off Shore", "¿Quién dirige la Biblioteca Nacional?". Cabe señalar que desde la web de la Feria del Libro no silenciaron el escrache sino que incluso lo informaron.

"Durante el discurso de Manguel un grupo realizó una intervención pacífica con carteles de protesta en reclamo por los despidos en la Biblioteca Nacional. Los manifestantes luego de un rato se retiraron de la sala y recorrieron con los carteles el interior de la Feria".

Otros de los presentes fueron el vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli que planteó que era una "noche mágica" y vinculó la lectura con el encuentro y el diálogo familiar; tendiendo un extraño  puente discursivo con la necesidad de compartir e informarse en el medio de la tragedia de Time Warp, en la que fallecieron cinco jóvenes por consumo de drogas.

Siendo Santiago de Compostela la ciudad invitada, hablaron frente al público Alberto Nuñez Feijóo, de la Xunta de Galicia y el alcalde de la ciudad homenajeada Martiño Noriega Sánchez cuyos discursos quedaron en sintonía al citar los puentes literarios e inmigratorios que unen a la cultura gallega con la argentina, y especialmente con Buenos Aires.