Con un doble prólogo, uno a la edición escrito por Felipe Polleri, y otro por el propio Levrero (en 2001) se advierte que "Irrupciones" funciona como un hipertexto. Incluso el propio autor exclamó: "Una revista no es un libro, y el lector de este libro puede sentirse lícitamente defraudado". A pesar de las advertencias, y cierta humildad, esta recopilación de 126 textos, más o menos (que aparecieron en la revista Posdata y luego en el suplemento Insomnia de esa revista) los textos ciertamente no defraudan.

Sin dejar de percibir al Mario Levrero novelista, "Irrupciones" nos trae un universo más cotidiano;  por momentos extremadamente humano - por ejemplo sus episodios contra los mosquitos- anécdotas, reflexiones, situaciones sueltas (algunas un tanto embarazosas, otras oscuras y varias muy tiernas) un poco de parapsicología y bastante de ontología. Un universo de textos que permiten acercarse al escritor desde la perspectiva de un hombre que escribe.

Y justamente la reflexión sobre el cómo y el qué de la escritura es uno de los temas que atraviesan sus textos. Desde comparar al oficio con "ponerse un traje y corbata" para no "mostrarse en calzoncillos" hasta reflexionar (irrupción 4) sobre cómo "hay gente que necesita publicar un libro, aunque no lo tenga escrito".  O incluso citar a Jung y hallar la "frase más inquietante que pueda encontrar un escritor: ¨Se encomienda a la palabra aquello que no puede lograrse por medios honrados¨".

A veces los fragmentos se pierden en cuestiones que parecen nimiedades (como una hormiga que roba comida de su cocina), o cabos sueltos (vouyerismo piadoso) que terminan atándose con anécdotas verosímiles (una mujer que le ofrece una mirada de entrepiernas al mejor estilo Sharon Stone, o un gatito que lucha por no morir ahogado) y narradas de una manera bella y visual.

Observaciones que siempre son posibles de ser leídas de manera reflexiva. Otras grandes columnas son las que corresponden a las "aventuras del ratón mouse", donde da rienda suelta a su humor particular y las "irrupciones" de Levrero con su arte digital. Por que claro, Mario Levrero usaba la palabra irrupciones de manera constante para dar cuenta de esos momentos que surgían en su mente, que vivenciaba y que plasmaba en el papel.

En esta edición, en la que se mantiene el orden original de aparición- entre el 16 de febrero de 1996  y el 16 de junio de 2000, de manera interrumpida- de cada columna publicada; nos permite acercarnos a un Mario Levrero con vaivenes y reflexiones que lo llevan a asegurar: "Ya no intentaré de rehuir de mi deber. Ya no seguiré buscando empleo. Ya no pensaré dejar de escribir".

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"Irrupciones" de Mario Levrero

Prólogo de Felipe Polleri

Criatura Editora

2013, 432 páginas