En tiempos donde el 99,99% de la música es digital (o sueña con serlo), en los años de la consola y el electrotango, o del folklore con guitarra eléctrica; una propuesta musical cuyo corazón esté hecho del sonido cálido de la madera y el nylon no es conservador, sino más bien todo lo contrario. A veces, nada más revolucionario que volver a las fuentes.  Como dice la letra de “Distancia”, la bellísima milonga campera que abre el primer disco de Guitarra Surquera: “un corazón de guitarra quisiera para cantar lo que siento”.

No es cuestión de ponerse fundamentalistas, pero piensen en Alfredo Zitarrosa o mejor aún, evoquen los primeros tangos de Carlos Gardel. Eran sólo voz y guitarra, y era muchísimo. Partiendo de una aparente economía de recursos musicales, hizo una de las músicas más ricas y potentemente sentimentales de la América del Sur.

La propuesta musical de Guitarra Surquera es clara. Conformado por Bruno Aguzzi, en voz, Nicolás Mustillo, en primera guitarra, Ignacio Fernández, en segunda guitarra, y Federico Aguzzi, en guitarrón, el grupo busca retomar el surco más profundo de la música rioplatense. Síntesis de modernidad y tradición, el nombre de su primer disco es también un feliz oxímoron (y toda una declaración de principios) en sí mismo. Se llama “Campo Urbano”.

Hablamos con Ignacio Fernández sobre los orígenes de la banda, su primer disco y las fechas que se vienen. Esto es lo que nos contó.

— ¿Cuándo se formó la  banda, en qué circunstancias y con qué idea?

— Hace varios años  empezamos a tocar con Nico como un dúo de guitarras que  acompañaba a cantores/as. La propuesta en ese momento era laburar tocando el repertorio popular como “acompañantes”. Entonces se promocionaban las fechas como “el cantor tal, acompañado por el Dúo Surquero”. Con el correr del tiempo nos fuimos involucrando cada vez más con los arreglos y se hizo fuerte la necesidad de un proyecto propio, de un decir nuestro. Empezamos a necesitar un cantor para cerrar la propuesta, alguien que se pusiera la camiseta y se involucrara en el proceso creativo. Así se sumó Bruno, como parte de un proyecto a  futuro sin más garantías que las ganas de hacer algo que nos emocionara. Al tiempo se hizo evidente la necesidad musical de tener más presencia en los graves, un sostén más profundo y se sumó el Fede con el guitarrón, que también fue lo que le dio equilibrio al grupo en todo sentido.

— ¿Por qué el nombre de Guitarra Surquera?

— Fue un proceso largo. El primer nombre, como te contaba, fue Dúo Surquero y apareció mientras charlábamos con Nico una tarde. Los dos éramos profes de guitarra del centro cultural “El Surco” y en una de las tantas charlas que compartíamos entre alumnos, él me dice sin pensarlo previamente “ponele que acompañamos a ese cantor, sería, que se yo, él y el Dúo Surquero” . Y así quedó. Cuando se sumó Bruno nos convertimos en el Trío Surquero y cuando se sumó Fede decidimos que (además de que hubiese parecido una joda si le poníamos Cuarteto Surquero) Guitarra Surquera era el singular que nos nucleaba.  Al revés de lo que suele ocurrir, la idea general vino después del nombre. Hoy pensamos en el surco que genera la guitarra, en la siembra que nos da, en el árbol que fue y en las notas que será, en la guitarra como hacedora de caminos.

— Su primer disco “Campo Urbano” tiene un nombre bastante significativo, que también es parte de la letra de la canción “Ilusión de ser”. ¿Hay un mensaje ahí, una declaración de principios?

— Sí, en nuestro caso se da una rareza. El grupo no es fácil de catalogar. Si uno va a un concierto de Guitarra Surquera va a escuchar muchos géneros musicales. Las raíces de la música popular son riquísimas, en Argentina conviven muchos modos de tocar, cada región tiene sus costumbres y eso se plasma en la música como un reflejo increíble. En el pueblo donde nació mi viejo (Perugorría, Corrientes) los que allí viven encuentran en el chamamé su modo de ser desde la música, es su andar musical. Así como el tanguero tiene su modo de vestir, de pararse, de caminar. Los géneros musicales atraviesan la realidad, se nutren de ella y la resignifican permanentemente. Acercarse a un determinado tipo de música, es también acercarse a su gente, a sus costumbres, es un abrazo mutuo que siempre da buenos frutos. De un lado hay un universo por conocer  y del otro estás vos con tu guitarra zambulléndote de lleno en un territorio inconmensurable. De hecho, Fede y Bruno nacieron en Brandsen, Nico y yo nacimos en la ciudad de Buenos Aires y los cuatro habitamos este “Campo Urbano” musical. Nuestro primer disco está lleno de latitudes.

— ¿Qué más nos podrías contar de este disco?

— Cada disco es una manera de fotografiar un momento musical en el que estás. Creo que nuestro primer disco es la búsqueda de un decir desde lo que somos, desde lo que generamos como grupo. El camino que recorrimos para hacerlo nos llenó de amigos, de compañeros de ruta. Tal es así que lo presentamos en San Luis, antes que en Buenos Aires, y de allá nos trajimos la amistad con Los Barbeito, una familia de músicos impresionante que se vienen para compartir la fecha que hacemos el 17.

— Musicalmente, hay dos cosas que se destacan en la identidad de la banda: el predominio absoluto de los instrumentos de cuerda –fundamentalmente, la guitarra– y la ausencia de electricidad (el sonido natural de la madera, la voz, etc). ¿Cómo juega esto a la hora de elegir el repertorio o componer sus canciones?

— Somos una generación que viene del rock, de bandas que suenan a todo volumen, nuestros orígenes musicales tienen mucho de salas de ensayo, de amplificadores y baterías. Salíamos de la secundaria y nos juntábamos a tocar con amigos. Con el transcurrir del tiempo cada uno de nosotros fue acercándose a otro modo de decir, y nos conocimos cuando era claro que el camino propio iba por el lado de la madera. Las composiciones siempre son intimistas desde la guitarra criolla, después el resto del grupo se encarga de amplificar y potenciar lo que cada uno propone. El repertorio no sigue una línea conceptual, hay agrupaciones que tienen claro que van a abordar  una determinada década, o exploran ciertos autores. Nosotros hasta el momento no delimitamos un determinado tipo de repertorio para el grupo, por eso podés escuchar en un recital nuestro desde un tema de Jaime Ross hasta uno de Gardel.

— Es inevitable pensar que este tipo de formación también nos remite a los orígenes más profundos del tango (donde había guitarra, pero no aún bandoneón) y parte de la música folklórica.

— La guitarra es el instrumento popular por excelencia. En cada casa de familia suele haber alguna. Desde sus orígenes acompañó los diferentes estados de ánimo de quien la ejecutase. De algún modo, quién se acerca a nuestra propuesta, se acerca a cuatro amigos que deciden contar algo juntos ya sea desde nuestras composiciones o desde nuestros arreglos musicales de creaciones de otros.

— ¿Se consideran un grupo de tango o de folklore? ¿De música popular? ¿O prefieren evitar las etiquetas?

— Nuestro trabajo reconoce y valora a la guitarra criolla como estandarte y raíz de la música, y en consecuencia, de la cultura en Latinoamérica. Somos un grupo de música popular argentina

— Entre los temas que hacen en sus shows, hay una versión bellísimamente arreglada de “El tímido” de Raúl Carnota. ¿Es Carnota un referente para uds.? ¿Y quiénes más?

— ¡Totalmente! Gran músico y gran compositor. La verdad es que la lista de referentes es larguísima, hay muchísimos músicos que nos inspiraron y nos siguen inspirando. Algunos desde las grabaciones que hoy podemos disfrutar y otros desde sus clases, sus enseñanzas, las guitarreadas. Hay muchos grandes músicos que eligen no darse a conocer masivamente, de muchos de ellos hemos aprendido.

— ¿Cómo se llevan con el tema de arreglar y versionar temas de otros, muchas veces clásicos del repertorio popular? Imagino que debe ser un desafío grande, pero distinto a trabajar temas propios.

— Nosotros empezamos este proyecto como arregladores de temas del repertorio popular, pero llegó un momento en el que los temas parecían más nuestros que de los autores, de tanto que los retocábamos. Era como hacer un tema nuestro a partir del tema de otro. De ese momento a la actualidad ha ido mutando nuestra propuesta hasta llegar al punto de tener una gran cantidad de temas propios.

— ¿Cómo eligen su repertorio?

— El motor en la elección es el gusto, por lo general llega alguno al ensayo y dice “escuchen esto muchachos, este tema lo tenemos que hacer nosotros”. No tenemos un método a la hora de elegir que temas hacer, se da naturalmente.

— Actualmente, están trabajando en el segundo disco de Guitarra Surquera. ¿Qué nos pueden ir anticipando?

— Que hay mucha producción propia, estamos trabajando varias ideas nuestras. Los cuatro componemos, así que nos vamos turnando para mostrar las creaciones y entre todos las arreglamos hasta que sentimos que están para ponerles el moño y regalarlas. Actualmente estamos trabajando sobre un vals que compuse, antes estuvimos con un tango de Nico, una milonga de Fede y un tango de Bruno. Nos tomamos todo el tiempo necesario para hacer los arreglos, los temas se cierran cuando nos gustan a todos. El próximo disco nos encuentra siendo más amigos, más hermanos y con la decisión de aportar desde nuestras creaciones nuevos enfoques, matices y temáticas, propias de nuestra generación, a la música popular de esta parte del mundo. Con muchas ganas de continuar juntos este camino que tanto nos da.

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Jueves, 17 de noviembre, a las 21 hs Guitarra Surquera estará presentando, junto a Los Barbeito, venidos directamente desde San Luis con lo mejor de la música cuyana,  en el espectáculo “Hermanos por parte de la Guitarra”

El Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177) 

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