ANA OJEDA

LA INVENCIÓN DE LO COTIDIANO

Virginia siente la estocada y olvida su anhelo de entendimiento y apacible velada familiar. Casi puede ver la furia que llega para poseerla, enjugarla en grandes olas color carmín. El corazón al galope infla su pecho, retumba en sus oídos y la fuerza a boquear como un pez fuera del agua. Siente calor en las mejillas y la boca reseca. Virginia se siente fuera de sí, extrañamente ligera, y cuando Ramiro se acerca para informarse si se encuentra bien algo sucede. Un chicotazo eléctrico la recorre de pronto y, años de Roland Garros en la tele, le encaja a su marido un sartenazo de revés en la cara. Ramiro cae al suelo en silencio, casi grácil.

Tomás se convierte en la conjunción de un par de ojos y una boca, todo abierto al límite de sus posibilidades. La estupefacción y el silencio se disputan la escena.

* * *

Tomás no tiene todavía dos meses. Virginia inventa su maternidad como puede, agotada por la falta de sueño y una anemia que la doblega desde el anonimato de la falta de pruebas. Simple figurante en un show del cual Tomás es la tiránica estrella, nadie–tampoco ella– se plantea la necesidad de prestar atención a su salud. Ramiro trabaja, siempre, más. No está casi nunca en casa y cuando florece en ella, pasa sus horas encerrado en el estudio. La paternidad no se le da bien.

Se siente despreciado, ofendido por el vínculo que une y alimentan madre e hijo. Tiene celos y los carga sobre Virginia, que no da abasto. Quiere cumplir como mujer y como madre, y en ambos roles se siente insegura, cada vez más cerca del fracaso.

Tomás no le da respiro. Es un relojito suizo: cada dos horas, de día y de noche, lo tiene colgando de sus tetas, que jamás vio tan rozagantes y enormes como ahora.No hay corpiño que las contenga. Produce demasiada leche. Tomás se atraganta y no logra comer; los pezones se le tapan.

Varias veces consulta a la tetóloga pero al final, como el problema se repite, se termina desobturando sola los poros del pezón con una aguja –que previamente desinfecta con la amable llamita del magiclick–, frente al espejo del botiquín. Ramiro se muestra comprensivo, pero resiente lo que interpreta como una desatención total hacia su persona. Quiere salir, hacer cosas, divertirse como antes. Ronda a su mujer, la asedia con propuestas imposibles de ir al cine o a cenar “por ahí”, desentendiéndose del detalle de que no tienen dónde dejar a Tomás.

–¿Vamos con el gordo?

–¿Por qué? ¿Pensás que el documental sobre Masetti le puede interesar?

–¿Por qué? ¿Tenés con quién dejarlo?

Ramiro actúa como si las disposiciones relativas a su hijo no le concernieran. No entran en su esfera de preocupaciones, Virginia es la que tiene que resolver “esas cosas”.

(Fragmento)

Si querés conocer más del autora y seguir leyendo sus textos podés visitar la web de La exposición de la actual narrativa rioplantense (La publicación de este fragmento fue con la debida autorización de la editorial)

Autora Ana Ojeda

La invención de lo cotidiano N 8

Nací en Buenos Aires, en 1979. Soy escritora, traductora y cofactótum del joven proyecto editorial El 8vo. loco ediciones.

Mi primera novela, Modos de asedio, obtuvo el segundo premio del concurso Casa del Escritor 2005. Al año siguiente, también recibió el apoyo de FondoCultura BA. Integré la Antología Outsider 3: Cuento raro (Editorial Outsider) y Libro Vivo (Milena Caserola). Publiqué relatos y ensayos en revistas como Hispamérica (Maryland, EE.UU.), Ñ. Revista de cultura (diario Clarín), el suplemento cultural del diario Perfil, La Balandra, Boca de Sapo, etc. Traduje al castellano a Aimé Césaire, Slavoj Žižek y Alain Badiou, entre otros, y prologué obras de Nicolás Olivari, Enrique González Tuñón, Roberto Mariani, Ramón Romero, entre muchos más. Cocompilé De Alfonsín al menemato (1983-2001), séptimo tomo de la colección “Literatura argentina siglo XX”, dirigida por David Viñas para editorial Paradiso.

En 2012, con mi segunda novela, Falso contacto, publicada por Milena Caserola, obtuve una mención especial en el Premio Nacional de Novela “Laura Palmer no ha muerto”, organizado por Ediciones Gárgola. Actualizo periódicamente mi blog: www.anaojedablog.blogspot.com.ar.

Arte de tapa: Rodolfo Marquéz