El físico y neurocientífico Enzo Tagliazucchi publicó en la revista web de ciencia "El gato y la Caja" una nota sobre su más reciente investigación que podría revolucionar el mundo de las drogas, el rol que ocupan en la sociedad y tus sueños. Al parecer, para el cerebro humano, consumir sustancias lisérgicas y estar en la etapa REM del descanso son prácticamente la misma cosa.

El investigador, que estudió física y matemática en la UBA y que está próximo a terminar su doctorado en Alemania, descubrió qué le pasa al cerebro cuando se consumen sustancias psicodélicas como el LSD u 'honguitos mágicos'. Para sorpresa de muchos, el resultado del experimento dio resultados casi idénticos a la etapa del sueño en la que literalmente "se sueña" y en donde la variedad del flujo de pensamientos se enriquece.

"Estudiamos la psilocibina, un alcaloide farmacológicamente relacionado con el LSD y también la sustancia psicoactiva principal de los hongos psilocibios, más conocidos como ‘honguitos mágicos’", sostiene Tagliazucchi y agrega: "Lo primero que nos sorprendió fue ver cómo, después de administrar la droga, la actividad en el hipocampo- una estructura profunda del cerebro implicada en la formación de nuevas memorias- se dispara y comienza a fluctuar. Esto es lo mismo que ocurre durante el sueño REM- la fase de la noche en la que soñamos- y que también es común en algunos tipos de epilepsia con aura, es decir, acompañadas de sensaciones y pensamientos abruptos y extraños. Incluso, los sujetos en los que detectamos mayores fluctuaciones en esta zona del cerebro fueron los que más asociaron la experiencia a un sueño clásico de una noche de verano".

El físico se pregunta por qué, si el estado cerebral de la experiencia psicodélica no es muy diferente a un sueño, para muchos tiene connotaciones tan negativas, y es allí donde nos invita a reflexionar acerca del rol que ocupan las drogas en nuestra sociedad y a diferenciar, entre ellas, a las que aún no se demostró que causen daño. "Nos referimos a la idea de ‘perseguir nuestros sueños’ como algo positivo y digno de fomentar, pero la sociedad puede condenarnos por compartir nuestras experiencias con LSD u honguitos", enfatiza.

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