Sin lugar a dudas, muy pocos esperaban aquel 13 de marzo de 2012 que el cardenal Jorge Bergoglio se transformaría en el primer pontífice no europeo de la era moderno.

Aunque –según se supo después– había salido segundo en la votación que eligió a Joseph Aloisius Ratzinger como Benedicto XVI, poco se esperaba de este nueva cónclave que aquel día de 2012 terminó con humo blanco.

"Habemus Papam", fue el anuncio realizado a los miles de fieles que se congregaban en la Plaza de San Pedro, que luego escucharon que el nuevo pontífice era el cardenal Bergoglio y se llamaría Francisco.