En la fuerte embestida contra los derechos de los trabajadores, direccionando la intención en flexibilizar contratos laborales, el Presidente lanzó el plan 'Compromiso Federal para la Modernización del Estado', que con consignas de implementación de espacios virtuales de atención ciudadana -lo mismo que ocurrió en la Ciudad- serviría como motor de una futura reducción de la planta de trabajadores del estado, pero generando una burocracia de control de alto costo.

Macri llamó a "volver a jerarquizar la importancia del empleado público a partir del concurso público" para "dejar de lado la intervención nociva que tuvo la política de convertir al Estado en un aguantadero".

De hecho, el macrismo redujo las plantillas de contratados -11 mil fueron despedidos- pero incrementó brutalmente los puestos jerárquicos: se crearon 21 ministerios, 87 secretarías, 207 subsecretarías y 687 direcciones, según un informe de la Fundación Libertad y Progreso (LyP) que publicó politicargentina.com.

Mientras el Jefe de estado se pronunciaba desde la Casa Rosada, se conoció una denuncia presentada ante la Justicia Federal por presuntas irregularidades en pagos extra emitidos por la Secretaría Legal y Técnica, al menos a diez empleados asumidos en los primeros días de esta gestión, con sospechas también de superposición de cargos.

Hablar de los empleados públicos como 'vagos', lo que se desprende de su impresentable definición de 'aguantadero', no es otra cosa que una maniobra para impartir su idea de que el Estado debe ser más chico. ¿Quien puede creer que achicando el Estado, el ciudadano tendrá una mejor calidad de atención o más respuestas en menor tiempo? 

Con un 'caradurismo a toda prueba, el mandatario se refirió a la necesidad de "volver a jerarquizar la importancia del empleado público a partir del concurso”, apenas horas después de la escandalosa salida del titular del Enerc, concursado para tal cargo.