Días atrás y al conceder una entrevista a un diario británico, Susana Malcorra informaba sobre "las órdenes de Macri" en lo que respecta a las islas Malvinas, que ya no se vinculaban a la soberanía sobre el archipiélago sino en "concentrarse en el 80 por ciento" de la relación bilateral que refiere a negocios.

"Las Islas Malvinas ya no son el tema dominante en la relación de la Argentina con el Reino Unido y no debe desviar la atención de las prioridades bilaterales más importantes, como el comercio y las inversiones", decía la canciller al Financial Times.

La nueva política macrista apunta ahora a una "agenda positiva" que implica apertura y un acercamiento hacia los habitantes de las islas Malvinas con dos objetivos: "diferenciarse de la estrategia confrontativa de Cristina Fernández de Kirchner" y avanzar en un plan de "buena vecindad" con los llamados kelpers.

En ese marco, el Gobierno Nacional evalúa restituir los vuelos comerciales hacia y desde las islas y dar asistencia sanitaria a los habitantes de las mismas, incluso otorgándoles becas de estudios que son inaccesibles a los argentinos que habitamos el territorio continental.

Por "estrategia confrontativa de Cristina Fernández de Kirchner" el diario La Nación –de ahí la cita– entiende la lucha diplomática por la soberanía; es decir, la el matutino mitrista y para Mauricio Macri, plantear que la Argentina es soberana sobre las Malvinas es "confrontativo".

No discutir soberanía, como adelantó Malcorra, y avanzar en políticas de "buena vecindad", como pretende el Gobierno–según informa La Nación–, lleva directamente a reconocer en los hechos la soberanía británica sobre las Malvinas. Y Macri apunta concientemente en este sentido.