En el medio de la orgía de subas de precios y tarifazos, el macrismo tiene una sola salida para bajar o al menos morigerar una inflación desatada, que en abril fue la máxima en 13 años: que se desplome definitivamente el consumo popular.

El ministro de Energía así lo dio a entender cuando intentó explicar el nuevo aumento de precios en los combustibles, que lleva la nafta argentina al segundo lugar en el podio de las más caras de América.

Según Juan José Aranguren, "si el consumidor considera que este nivel de precios es alto en comparación a otros gastos de su economía, dejará de consumir..." Al ministro no le importa si existe una necesidad concreta que deba satisfacerse: autos de alquiler, camiones para el transporte de mercaderías, servicio público de pasajeros, etc.

A pesar de que el precio del combustible argentino acumula un 31 por ciento de aumento en lo que va del año, el gobierno de Macri no descarta nuevas subas. Aunque el precio internacional del crudo siga desplomándose...

Con la última suba, "no habría necesidad de estar pensando en nuevos aumentos", dijo el ¿ex? CEO de Shell, pero dejó librada esa posibilidad ante las variaciones del tipo de cambio y eventuales devaluaciones que implemente su gobierno. "Pero también va a depender de la voluntad del consumidor", insistió.