Las inesperadas declaraciones de José Guillermo Capdevila, ex director de asuntos jurídicos del ministerio de Economía y testigo en la causa por la ex Ciccone, fue el eje principal de los diarios La Nación, Clarín y los medios hermanos del multimedio.

En una entrevista en la radio de la Ciudad de Buenos Aires, Capdevila aseguró que se iba del país porque "prefiero ser un exiliado en democracia y no ser el nuevo Julio López".

Desde entonces, los medios hegemónicos utilizaron estas declaraciones para afirmar que un supuesto testigo "clave" corre peligro en el país. Sin embargo, la situación de Capdevila es poco explicada y lo que se busca es acentuar la sensación de que en la Argentina actual los testigos pueden desaparecer.

Respecto de la salida del país de Capdevila, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, explicó que si el ex funcionario "tenía una afectación, lo podría haber hecho a través del funcionamiento del sistema judicial respecto a la protección de testigo".

Lo llamativo es que los medios hegemónicos no se hacen eco de que en la declaración de Capdevila del 2012, el entonces funcionario no involucró a Boudou en la causa de la misma manera que lo intenta hacer ahora.

De manera corporativa, la prensa le da sustento a la idea de que realmente un testigo corre "peligro", y revuelven en la memoria social el trágico desaparecimiento de Julio López en 2006, testigo de delitos de Lesa Humanidad en el juicio contra Miguel Etchecolatz.

Por otro lado, la versión actual de Capdevilla se choca con lo vertido en 2012 cuando el exfuncionario aseguró que Amado Boudou tenía facultades para contestar el pedido de la AFIP en relación con la quiebra de la empresa ex Ciccone Calcográfica y lo desligó de responsabilidades.