La intención de abolir el proyecto Nac&Pop databa de 2004. Naturalmente no era la gente “de a pie” la que bogaba para abandonar el yugo kirchnerista, sino la que se había beneficiado con la supremacía del desempleo, durante los años de la convertibilidad. Independientemente de los deleznables actos de corrupción archi repetidos, los Kirchner experimentaron una gran afinidad con ese pueblo despreciado hasta 2001, mostrando un gran arrojo por defenderlo contra sus abusadores de siempre, de los cuales estuvieron a punto de liberarlos. Sin embargo doce años más tarde CAMBIEMOS,  una mezcla curiosa de gente de piedad fingida y malquerencia verdadera, con puro maniqueísmo y dispuesta a mentir, le ganó la partida. Hoy gobierna esa elite que llegó con una campaña nutrida de frases huecas, y una ignorancia fenomenal de la cosa publica. Apenas asumió, viró hacia la intolerancia más arcaica, parada en usos y costumbres corporativas y dogmatismo neoliberal. Todo lo que hicieron en seis meses, no es objeto de esta nota (ver anteriores), sino un análisis de lo que está sucediendo ahora mismo, mientras usted lee este articulo.

Como siempre sostengo, no se puede analizar un gobierno neoliberal, desde un marco teórico populista. No cometerá esa necedad, quien durante catorce años tuvo que repetir que no era académico analizar un gobierno populista, desde un marco teórico neoliberal.

El Gobierno de Macri decidió aplicar una política fiscal expansiva y una política monetaria menos contractiva, con el fin de reactivar el consumo y el nivel de actividad, como aconseja cualquier manual. Comienzan a acelerarse las obras públicas, se lanza el paquete jubilaciones y blanqueo para todos y todas, reintegro a provincias del 15% de coparticipación y se acelera el endeudamiento provincial para gastar sin restricciones. “El miedo no es sonso”. Como venían los acontecimientos era impensable la elección de medio tiempo, una ciudadanía descontenta con la economía, se expresa en la urnas.

GIRO AL PRAGMATISMO KEYNESIANO

Ya no habrá reformas estructurales para corregir los desbalances macroeconómicos, difícilmente hubiesen sido viables socialmente. Vuelven los estímulos a la demanda doméstica K (Keynes, Kirchner y Kicillof), antes que se genere un desastre similar al que provoco el ex presidente De la Rua. Esta evidencia de política contra cíclica en períodos recesivos, puede dar lugar a una mejora de la demanda, si se decide bajar la tasa de interés, en forma consistente. Por ahora lo que existe es una extraordinaria inconsistencia fiscal y monetaria, impensable en un gobierno de este perfil.

No había opción que empujar la demanda doméstica y la actividad. En medio de tremenda recesión, llega una política fiscal súper expansiva para apuntalar la demanda y el nivel de actividad con aumento del gasto público financiado con endeudamiento creciente y blanqueo, más una política monetaria un poco menos contractiva, por ahora. Para ello se volvió al mercado financiero internacional, y se retomó el contacto con el FMI. En este momento hay interés, porque hay que recolocar nueve billones de dólares en bonos soberanos con rendimientos negativos, con la necesidad de obtener retornos que “salven la ropa”, y esto llevará a los inversores a demandar bonos como los que la Argentina no para de emitir, pagando alrededor del 7%. El conflicto con los fondos buitres representó un CEPO al endeudamiento externo; resolverlo nos costo carísimo. No por los negocios que pudo haber en el medio. Me refiero a que el costo financiero a valor nominal o absoluto será mucho mayor que el ahorro por la imperceptible de la baja de tasas del nuevo endeudamiento.

El gobierno optó por apuntalar la gobernabilidad, decepcionando a economistas propios, sindicados y acólitos. Hubo mal diagnostico y mala praxis, subestimaron el impacto inflacionario y la caída del PBI del primer semestre. Ahora intentan estimular el consumo para llegar a la elección de 2017. Ciertamente aumentó la probabilidad de que la actividad deje de caer vertiginosamente, no digo que repunte hasta 2017, aunque crezca algo, será con más inflación que Kicillof.

La economía acumula tres trimestres consecutivos de descenso, la variación del segundo trimestre anualizado oscila alrededor de 8% de caída del PBI. En materia de consumo del segundo trimestre los números resultaron aun peores.  Año contra año el segundo trimestre de 2016 muestra caída sideral en el consumo:

CAME -8.5%, electrodomésticos -17.2%, ventas en supermercados -6.2%. La confianza del consumidor se resintió fuertemente según la amigable  Universidad Di Tella, quien dice que su índice cae de (60.4 el 15/11/15) a (42.7 junio/16).

Las entregas de cemento caen -19.1% en el segundo trimestre, el índice construya -18.7%,  mientras la industria de la construcción cae -5.8%. En 5 meses con 50% de devaluación las exportaciones prácticamente no crecieron, comparado con el mismo periodo de 2015. Solo las importaciones cayeron 1.000 millones de dólares, como consecuencia de la recesión y el mayor valor del dólar. Dicho sea de paso,  la calidad de las importaciones en su composición representan lo peor posible: caen bienes de capital e insumos, y suben bienes de consumos y vehículos.

En los primeros meses del año también se aceleró la tasa de inflación, la meta de 20/25% anunciada por Prat Gay para todo 2016, ya fue alcanzada al cierre del primer semestre.

Si López no hubiera ayudado, las cosas estarían muy difíciles para el Gobierno.

La recaudación de junio muestra una caída real en junio de  -14% con año contra año con una inflación de 44%. A nivel Gasto, a los subsidios sociales y la reactivación de la obra pública, hay que sumarles la reparación a los jubilados. Este aumento permanente del gasto previsional hará imposible cumplir con el objetivo oficial de terminar el 2019 con un déficit fiscal primario "cero". Al contrario, Macri podría terminar el mandato con mayor déficit fiscal que el de gobierno precedente, ya que para amigarse las provincias recibirán un torrente de dinero destinado a un mayor gasto. Además las provincias ya colocaron en el exterior casi u$s 5.000 millones y van por u$s 2. 000 millones más, en los próximos meses. Únicamente esta semana se colocó deuda en el exterior por u$s 4.000 millones, la Nación coloco u$s 2.750, Salta u$s 300 e YPF u$s 1.000.

Pero, - ¿el mercado internacional seguirá financiando el creciente déficit fiscal de la Argentina? - ¿A que relación deuda/PBI quiere llegar el Gobierno de Macri? -

INFLACIÓN Y ATRASO EL TIPO DE CAMBIO

Con una política pública más expansiva es baja la probabilidad que el Gobierno pueda cumplir con la meta de inflación para 2017 también se dificulta el cumplimiento de las metas inflacionarias de 2018 y 2019.

La política fiscal expansiva financiada con endeudamiento externo y el blanqueo puede aumentar la tendencia a la apreciación del peso. Un previsible sobreendeudamiento en dólares para financiar el alto déficit fiscal en pesos, aumenta la influencia a la apreciación del peso. El  tipo de cambio vuelve a estar retrasado, difícilmente haya crecimiento vía exportaciones. Traspolando a promedios históricos de 1960 y 1980, el dólar tiene que valer $ 20/21.

ENDEUDAMIENTO CRECIENTE

Un nivel de déficit como el actual combinado con tasas de interés altas como las que paga la Argentina podría en poco tiempo  producir situaciones de insolvencia externa. La sostenibilidad debe darse desde la diferencia a favor entre la tasa de crecimiento del PBI y la tasa de interés de la deuda pública. Tasas elevadas y crecimiento bajo son un cocktail explosivo, recuerde que la Argentina fue a default con 56 puntos de Deuda a PBI.

La confianza internacional del mundo financiero comenzará a bajar muy pronto, de hecho ya se reciben consultas sobre la elección legislativa de 2017. - ¿Querían revolución de la alegría? - Pues esta empezó con una revolución conservadora-una fuerte transferencia de recursos de los pobres a los ricos-. Sin embargo ahora se intenta un giro al populismo de derecha con radicales, conservadores y peronistas ortodoxos. Otra vez coinciden los mismos economistas y políticos en esa pasión por afligirnos a mediano y largo plazo. De vuelta lo panegírico del bienestar redentor que ofrece la deuda, no por amor a la justicia social, sino porque “las papas queman”; triunfó de nuevo la excitación enfermiza de vengarse, a costa de cualquier exceso.