A principios del año 2003 y a meses de competir en las elecciones que lo llevarían a un ballotage que lo convertiría sorpresivamente en Presidente de la Nación luego de la renuncia de Carlos Menem a la contienda electoral, un desconocido Néstor Kirchner era entrevistado por Torcuato Di Tella para un libro llamado “Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene”.

El título del libro da cuenta del escenario político, económico, social y cultural en el que estaba sumergido nuestro país luego de la mayor crisis de su historia. La sucesión de cinco presidentes durante la última semana de diciembre de 2001 da cuenta de la nula representatividad del poder político en Argentina y pone en contexto histórico el cuadro de situación, o herencia, con que asumiría Kirchner pocos meses después.

Un repaso por diversas frases de Néstor Kirchner en el libro nos permite observar una línea coherente entre su pensamiento y su acción, algo que en nuestro país parecía una utopía.

En las calles aún seguía resonando el “que se vayan todos” en referencia a la dirigencia política y un desconocido gobernador de la Provincia de Santa Cruz intentaba dar a conocer su proyecto de país tras una larga noche neoliberal.

Leídas desde nuestra actualidad, sus definiciones nos permiten identificar y reconocer aquél contexto político, social, económico y cultural. Podemos observar lo mucho que pudimos avanzar y las deudas pendientes que aún tenemos. Pero lo que sorprende al repasar sus reflexiones es la vigencia con la que se pueden aplicar sus observaciones en el escenario actual de la Argentina. Tal vez sea esta claridad y coherencia, que resiste el paso del tiempo, la que nos permite dimensionar su figura de estadista.

Y tal vez se puedan encontrar en muchos de estos párrafos las claves que nos permitan comprender por qué Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo la referencia de generaciones que volvieron a abrazar a la política como herramienta de transformación, cantando con alegría y convicción que Néstor no se murió.

LA POLÍTICA

-Nosotros crecimos y nos incorporamos a la política como una construcción colectiva y no como una cuestión individual. En aquel entonces nosotros nunca hablábamos desde el “yo”, desde la persona, hablábamos desde el “nosotros” porque creíamos en los proyectos comunes, y esto es lo que se ha perdido en la Argentina.

-Me da mucha bronca cuando escucho a mucha gente joven decir: “Yo no milito en política porque los partidos son una porquería”. Cuando empecé a militar no había partidos políticos; el peronismo estaba proscripto desde hacía más de 18 años y no me senté a llorar porque había militares malos que no nos dejaban votar: fui y peleé.

-Hay una frase, no recuerdo de quien, que dice: “Quien no se interesa en la política tendrá el castigo de ser gobernado por quienes sí se interesan” (…) Hay que motivar a los ciudadanos a asumir un mayor compromiso con las decisiones públicas, es decir, un mayor interés, información e involucramiento con las medidas que toma el gobierno en nombre de todos.

-Lo que (Carlos Menem) quiso hacer fue poner al “pejotismo” burocrático al servicio de los sectores neoliberales. Este es un término de mi autoría. ¿Sabe a qué llamo pejotismo? Para mí define la deformación a la que llevó Menem al Partido Justicialista: un aparato de poder vaciado de contenido, sin ideas. Yo pienso absolutamente diferente, pero es evidente que hay sectores de la sociedad, como los sectores concentrados de la economía, que lo apoyan fuertemente.

-Las elecciones son un elemento necesario, pero por sí mismas no son un medio suficiente. Las elecciones son una cosa y la representación otra. Un sistema representativo no puede existir sin elecciones periódicas, pero si estas no son capaces de hacer responsables a los gobernantes frente a los gobernados, adolecen de funcionalidad.

EL ROL DEL ESTADO

-Creo firmemente en el Estado presencial, reparador, protector y promotor, que recupere el control de los instrumentos macroeconómicos que se debilitaron o directamente desaparecieron durante las privatizaciones y la era menemista (…) si uno se cae del sistema productivo y no lo protege el Estado, ¿quién lo va a hacer?

-Cualquiera que quiera administrar el Estado tiene que administrar bien, sea su pensamiento de centroizquierda, de centro o de centroderecha. El próximo gobierno debe ser el de la producción nacional y el pleno empleo, para sacar del aislamiento productivo, social, institucional y político al pueblo argentino.

-Habrá que aceptar que ya no sólo es importante que los mercados operen libremente: será imprescindible también que lo hagan en función de estrategias correctamente escogidas por el Estado. Pero el Estado ausente no fue una casualidad: constituyó una política activa de privilegio hacia los poderosos

LA POBREZA

-El problema de la pobreza solamente se va a solucionar desde las políticas económicas, no desde las políticas sociales. Las políticas sociales pueden ayudar a moderar, a contener el grado de exclusión, a tornar menos vulnerables a los sectores excluidos, pero no sacan a la gente de la miseria en la que vive.

-La falta de trabajo en la Argentina es tan evidente y tan aguda que la protesta social emerge de esa situación como una consecuencia de pura lógica.

EL NEOLIBERALISMO

-Los fantasmas del pasado quieren volver para profundizar este modelo de apertura indiscriminada y adscripción “sin beneficio de inventario” a la globalización.

-Usted recuerda que se aplicaron recetas económicas ortodoxas como la apertura indiscriminada o privatizaciones escandalosas que ni los países centrales que las dictaban las empleaban dentro de sus propios territorios.

-Por eso, sostengo que la próxima elección presidencial es la elección de qué modelo de país queremos los argentinos: tendremos que elegir entre los que creen que la solución es el dólar y quienes sostenemos que la salida es una moneda nacional fuerte; entre los que proponen el ALCA y los que proponemos el Mercosur; entre los que piden relaciones carnales y los que planeamos relaciones serias con el mundo, pero con objetivos nacionales.

EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y EL DESENDEUDAMIENTO EXTERNO

-No se puede pagar más deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos. Jamás pagaría la deuda externa sin darle primero sustentabilidad a la Nación; de hacerlo, sólo se estaría generando mayor pobreza y aumentando la conflictividad social.

-Hay que lograr una reprogramación, más una quita de intereses y capital para poner en marcha la capacidad productiva de nuestra economía, a través de una negociación digna y responsable.

-EL FMI nos tiene que dar viabilidad interna para que la Argentina sea sustentable, porque, ¿se puede cumplir internacionalmente si la Argentina se destruye? Esto es, si desciende su actividad económica y, por ende, su recaudación se desploma en caída libre. El más elemental sentido común nos dice que para que el acreedor pueda cobrar el deudor no se tiene que morir.

-Seguir destinando más del 15% del presupuesto nacional al pago de servicios de la deuda y seguir renegociándola con intereses crecientes sólo puede conducirnos a postergar la reactivación económica y la puesta en marcha de políticas activas en favor de aquella gente a la que el Estado ha abandonado a su suerte.

EL LIBRE MERCADO Y LA TEORÍA DEL DERRAME

-En la década del 90, el mercado y la economía desalojaron al Estado y a la política, en una aceptación tácita del fin de la historia y en una aceptación explícita de la teoría del derrame: que la sola transformación económica y el mercado bastarían para que los beneficios llegaran finalmente a todos. No hace falta que le recuerde que no fue así.

-Yo digo que lo único que derramó esa teoría fue miseria. Es cierto que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente. Por eso, la sola presencia del Estado o su ausencia también constituyen de por sí una política.

-Es desde la política donde se deberá articular el Estado y el mercado, superando la acción pendular de haber pasado de un Estado omnipresente a un Estado desertor y abordando una nueva reingeniería que nos permita llegar a un Estado inteligente.

LAS ISLAS MALVINAS

-Cuando Menem viajó al Reino Unido fue un hecho histórico porque era el primer presidente que iba después de la guerra de 1982. Pero fue inexplicable que no se aceptara en la agenda el tema de la soberanía, porque el objetivo no era que Menem visitara Londres, sino que se avanzara en la recuperación de las Malvinas.

-Hay datos que revelan cómo Inglaterra fue mejorando su posición frente a la complacencia o diplomacia concesiva de nuestra Cancillería.

EL ROL DEL SINDICALISMO

-Hoy el sindicalismo argentino tiene dos opciones: ampliar, con honradez y capacidad personal, las tareas y el campo de acción, y convertirlo en un movimiento de defensa de los trabajadores, o bien estar condenado a una especia de degeneración corporativista, estigma que lo llevará a la pérdida de influencia política, identidad propia, militancia y confianza por parte de los trabajadores que dice representar.

-Las políticas y prácticas de las grandes empresas y corporaciones producen una separación entre los trabajadores, y de esta forma se pierde la solidaridad entre ellos. Hay una resignación que da lugar al individualismo del “yo contra todos” y el “sálvese quien pueda”. De a poco, va desapareciendo la hermandad e identidad obrera, la lucha por un ideal común y hay una pérdida del concepto de colectividad de todos los trabajadores.

-Los gremialistas y sindicalistas tienen que ponerse a trabajar en estas variables si es que quieren mejorar su imagen y la realidad sindical. De hecho, sé que hay sindicalistas conscientes de estos problemas y están trabajando para modificar esta situación.

-Tanto en la Argentina como en la región, y más allá de los distintos regímenes políticos imperantes, se hace evidente una limitación creciente, y en algunos casos muy grave, de los derechos y libertades de los trabajadores y sus organizaciones por parte de los poderes públicos y el empresariado.

-Creo que este es uno de los momentos más difíciles del movimiento obrero argentino, porque no hay una CGT que conduzca y lidere los reclamos de la sociedad (…) en mi opinión, las centrales obreras deben dejar de lado intereses y cuestionamientos estériles e inconducentes y debatir un proyecto económico-social alternativo y posible que desemboque en una confederación unificada, con renovación democrática de autoridades y que sirva en verdad para impulsar un cambio político que definitivamente favorezca a los intereses nacionales y populares.

-El desafío y la tarea de los sindicalistas es replantearse sus objetivos y estrategias a partir de una autocrítica profunda y sincera, cuyo primer objetivo debe ser reconquistar la confianza y la voluntad de sus representados, la base para transformar cualquier realidad.

EL PERONISMO

-El peronismo tiene una historia, pero no solamente con los peronistas se construye hoy un proyecto colectivo en la República Argentina. Esto lo tengo claro, y es así que no me interesa tanto la ubicación partidaria como las ideas y la coherencia de los hombres y mujeres que participan en esta construcción política.

-Desde el vamos, fue un espacio que buscó trascender una frontera partidaria para volver a ser lo que el peronismo fue: un movimiento con la llegada de hombres y mujeres de distintas ideas y experiencias que sintetizaron una experiencia histórica y un proyecto de país.

-Mis deseos de renovación no significan ir hacia un peronismo de salón, sino hacia un justicialismo al lado de la gente y con la gente.

-Por su historia y por su calidad evolutiva, el peronismo tiene un rol muy importante para cumplir: debe dar un verdadero ejemplo a la población adecuándose a los tiempos que nos tocan vivir y convocar a los grandes sectores independientes de la sociedad y a otras fuerzas políticas.

-Hay que abrirse a las distintas verdades que existen y que son expuestas con honestidad por otros sectores, para ir construyendo un rumbo donde realmente la sociedad se pueda sentir expresada.

-Soy peronista desde muy joven; comencé a militar en la escuela secundaria y después en la Universidad de La Plata, donde conocí a Cristina. Así di mis primeros pasos en la política hasta que llegó la dictadura.

CRISTINA FERNÁNDEZ

-Cristina es mi compañera de todos los tiempos. Abrazamos juntos la militancia política desde siempre. Me acompañó en los tiempos duros y permanentemente durante toda la etapa democrática, luchando y peleando por proyectos comunes, pero siempre manteniendo sus convicciones y sus propias ideas.

-No me interesaría tener una compañera que haga seguidismo y que diga que todo está bien. Me gusta que Cristina participe y que tenga sus propias ideas, que sea crítica. ¡Si sabrán de su actitud crítica sus compañeros del Congreso nacional!

-Recuerdo que en 1997 la echaron del bloque de senadores del PJ cuando criticó al gobierno de Menem por el caso de la venta ilegal de armas y le pidió la renuncia al ministro de Defensa de ese entonces, Oscar Camilión. También fue la primera en denunciar las coimas en el Senado por la reforma laboral.

-Recuerdo que cuando le conté mi propósito de presentarme como candidato a presidente, ella me contestó: “¡vos estás loco!”.