Después de que en el día de ayer, 16 de agosto, tres mujeres fueran multadas por llevar burkini en  las playas de Cannes, en la Costa Azul francesa; el primer ministro Manuel Valls salió a defender a las autoridades al señalar en una entrevista al diario La Provence que considera que el bañador islámico “no es compatible con los valores de Francia y de la República”.

Valls dijo "entender" a los alcaldes de Cannes y otras ciudades costeras que prohibieron el bañador- que cubre el cuerpo y cabello de las mujeres- para "evitar altercados" en una sociedad que quedó visiblemente conmocionada después de los atentados sufridos en su territorio, el último de ellos en la ciudad de Niza. 

“Las playas, como todo espacio público, tienen que preservarse de toda reivindicación religiosa”, aseguró Valls y agregó: “El burkini no es una nueva gama de bañadores, una moda. Es la traducción de un proyecto de contra-sociedad, fundado entre otros en el sometimiento de la mujer”. 

Por otro lado, el funcionario francés señaló que en ese país ya existen dos leyes que prohíben ciertas prendas religiosas; una establecida en 2004, conocida como "ley del velo" por la que todo “signo religioso ostentoso” está proscrito de los centros educativos de primaria y secundaria.

Y una segunda legislada en 2010 contra el burka, que veta el uso de esta prenda (y cualquiera que cubra el rostro y dificulte así la identificación) en territorio francés. 

“Antes de pensar en legislar, haremos aplicar la ley que prohíbe el velo integral en el espacio público”, señala Valls y agregó: “Las autoridades musulmanas también deben condenar el velo integral, condenar los actos de provocación que crean las condiciones de la confrontación”.

Por otro lado, Valls se mostró de acuerdo con la propuesta del ex ministro y senador Jean-Pierre Chevènementpara controlar la financiación de las mezquitas y cierta  “discreción” en la fe musulmana que representa unos 4 a 5 millones de franceses, aunque se desconoce el número de practicantes. 

En una entrevista este martes al diario Le Parisien, la ministra de los Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol consideró que el burkini traslada “una visión profundamente arcaica del lugar de la mujer en la sociedad” aunque se mostró cautelosa con aprobar su veto en las playas francesas. Y reflexionó: “Se trata de disimular el cuerpo de la mujer para controlarla mejor”.

Fuente: El País.