Se iniciaron este martes los trabajos para construir un muro en Calais, en el norte de Francia, con el objetivo de frenar el flujo de inmigrantes y refugiados que acampan en las inmediaciones de la ciudad portuaria e intentan pasar al Reino Unido.

A un costo de 2,7 millones de euros aportados íntegramente por los británicos, este vergonzoso muro forma parte de un paquete de medidas impulsadas por Londres para controlar las fronteras administradas junto a los franceses, para evitar que los refugiados puedan colarse en camiones que los lleven a costas inglesas a través del Eurotúnel.

En medio de un impresionante operativo de seguridad implementado por el gobierno de François Hollande, las autoridades de Calais consideran innecesaria la construcción del muro si se desmantela en su totalidad el campamento conocido como "la jungla de Calais", donde se agrupan miles de inmigrantes y refugiados.

Alrededor de 80.000 personas pidieron asilo en Francia el año pasado, de las cuales entre 7.000, según cifras oficiales, y 10.000 según organizaciones humanitarias, viven en el paupérrimo campamento.

Forman parte de los más de 1,3 millones de migrantes, en su mayoría refugiados de las guerras de Irak, Siria y Afganistán, llegaron a Europa en 2015, muchos de ellos por la llamada ruta de los Balcanes, por la que se entra a Europa a través de Hungría.