Wales un inglés no podía creer lo que había pasado, la señora tortuga (en ese entonces de 60 años) que había recibido para su octavo  cumpleaños, había sido atacada mientras pasaba el invierno.

Luego de gastar una fortuna en la veterinaria para evitar que las patas carcomidas por las ratas se infectaran, parte de las mismas tuvieron que ser amputadas.

Sin embargo Wales decidió pegar unas ruedas de un avioncito al caparazón de Jude y este honorable reptil de 90 años no para ni un segundo de moverse de un lado para otro, ahora "a mayor velocidad".

Parece ser que los ataques de ratas a tortugas no son tan extraños en Inglaterra. La tortuga más antigüa del país, de 130 años murió por la mordida de una rata en 2013.