Este domingo último, uno de los barrios con más movimiento de Tokio -la estación de Shinjuku- se convirtió en escenario de una escena dantesca.

Un hombre de entre 50 y 60 años utilizó un megáfono para alertar a la gente sobre los intentos del gobierno para cambiar el carácter pacifista de la Constitución, ubicado en sobre una estructura elevada.

Desde esa altura, se incendió a si mismo y provocó la tensión entre los bomberos que intentaban apagar las llamas y las personas que estaban en el lugar, en pánico generalizado.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, estaría impulsando políticas para cambiar la Carta Magna japonesa, que prohíbe cualquier acción armada si el país no es atacado previamente.