Esta variedad específica de cabras sufre un literal colapso al ver cómo un paraguas se abre en su cara. Las cabras quedan petrificadas en el suelo durante unos segundos y después se recomponen, para intentar alejarse lo más lejos posible de ese objeto.

La realidad es que las "desmayadas" pertenecen a un subgrupo específico de cabras, también llamadas "cabras miotónicas" que padecen una alteración congénita también conocida como enfermedad de Thomsen, en la que los músculos se contraen de manera absoluta e inmediata al entrar en pánico, lo que provoca la parálisis del animal.

Estos animales sólo pueden sobrevivir en un ámbito cuidado. En caso de reaccionar de esa manera ante la presencia de un predador, la propia naturaleza se encargaría de realizar su "selección natural".

Las "cabras desmayadas" son utilizadas por el humano para la producción de leche y quesos y por su carne, casi nula de grasas. También se las cría para la protección de los rebaños de ovejas en terrenos amplios: las cabras permitirían que las ovejas pudieran escaparse ante la aparición de un depredador y al quedarse expuestas por su inmovilidad, terminarían por satisfacer las necesidades de ese cazador.