Resulta que, para reparar su ojo dañado, Kuli debió somterse a varias sesiones de baños. Y como no hay mal que por bien no venga, el gato desarrolló amor por el agua.

Es así que sus dueños, Alexandra Gomez y Krista Littleton, vieron que le podían enseñar surfear a su mascota. Los resultados están a la vida. Impresionante.