Él reclama el amor de su mascota y ella se lo niega. Aunque suele ser al revés, se nota que el entrenamiento que recibió la perrita fue por demás exitoso.

El hombre reside en la región de la prefectura de Ibaraki, donde comparte su día a día con su Shiba Inu, llamado Mari, que tiene sus límites a la hora de demostrar cariño.