Un hombre que vive en las calles de la ciudad de Passo Fundo, en Rio Grande do Sul, Brasil, tuvo que ser operado de urgencia por un cáncer de piel, y durante su estadía en el hospital tuvo que separarse de su perro y fiel compañero, Seco.

El indigente, llamado Lauri da Costa, había ingresado al lugar tras ser agredido por una persona que le arrojó una piedra al rostro, y una vez dentro, los médicos detectaron que tenía cáncer de piel y que necesitaba ser intervenido.

Mientras todo esto sucedía, su amigo canino lo esperó en las inmediaciones del hospital durante más de una semana hasta que al fin pudo volver a ver a Costa, que ya estaba recuperado.

Los médicos permitieron al paciente recibir visitas, y en ese momento se produjo el emotivo reencuentro entre Costa y Seco, los fieles amigos inseparables.