Cuando el himno nacional de Uzbekistán comenzó a sonar, inmediatamente el presidente Mirziyoyev llevó su mano al corazón.

Pero los militares que se encontraban detrás de él en pleno acto oficial, no se ponían de acuerdo en s tenían que llevar su mano al pecho como el mandatario o si debían hacer el saludo militar.

Al darse cuenta de que cada uno estaba haciendo un gesto diferente, intentaron ponerse de acuerdo, sin éxito.