Vicky Xipolitakis publicó carta abierta donde detalla todas las agresiones físicas y psicológicas que sufrió de parte de Javier Naselli, padre del pequeño Salvador Uriel.

En el texto menciona a su abogado, Fernando Burlando y a la letrada del empresario, Guadalupe Guerrero, que es especialista en Derecho de Familia.

Estas son las partes más fuertes

"Todo lo que viví física y psicológicamente no lo viví yo sola sino todo mi entorno y lamentablemente también el bebé"

"Sinceramente, la agresión física la dejaba pasar, nunca le di importancia, más me dolía la verbal. Siempre le pedí que adelante de Salva no grite, sabía mi punto débil, nunca le importó su hijo y menos yo".

"Físicamente recibía cachetadas a mano abierta que me dejaban la piel colorada por distintas partes del cuerpo, o empujones por cosas que le parecían mal o no le gustaban. Y las agresiones verbales eran todo el tiempo denigrándome como mujer"

"Exploté en llanto -cuenta Vicky sobre el día de la denuncia- y le dije: 'Es la última vez que me faltás el respeto'. Ahí fue cuando me empujó y ahorcó (tan) fuertemente, que ni cuenta me daba de los golpes. No dudé en hacer la denuncia y ponerle fin a todo esto". 

"Le pedí que lo tenga a upa (al hijo) porque tenía que ir al baño y él lo revoleó a Salvador y rebotó en la cuna. El bebé abrió grandes los ojos y miraba asustado. Hay cosas que no puedo perdonar".

"Una persona agresiva, muy nerviosa, (a la que) todo le molesta, por todo se queja y lleva toda situación a la pelea. Cada cosa que pasaba le molestaba: si el bebé me vomitó, si un cuadro se cayó, si caía de tal manera, si me sacaba una selfie, si hablaba por teléfono"

"Me empujó a la cama donde quedé tirada, llorando de la impotencia. Cerré la puerta (de la habitación) con llave, pero él seguía sacado y no paraba de golpear la puerta, gritando: 'Abrime la puerta', e insultándome'"

"Traté de apostar a una familia que nunca existió, porque yo sí me había enamorado y estaba muy ilusionada en formar una familia feliz. Pensaba que con amor podía mejorarlo, pero juro que no pude. Hice de todo, dejé mi vida para acompañarlo a todos lados. Vivía dándole sorpresas, amor… Mi mayor acto de amor fue darle un hijo".

"Me arrepiento del padre que le di a mi hijo".