Esta nota está acompañada de las fotos que aportó a la causa Gimena Martinazzo, expareja de Eduardo Cáceres y también dirigente del partido de Mauricio Macri. 

Este martes, legisladoras de la Cámara de Diputados pidió su expulsión. El sanjuanino está acusado por lesiones agravadas por el vínculo y ya fue embargado por $250.000.

La presentación fue hecha por Graciela Caselles ante el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; al texto adhirieron las legisladoras Jimena López, Mónica Macha, Mara Brawer, Carolina Moises, Liliana Schwindt, Verónica Cáliva, Liliana Yambrun, Patricia Mounier, Estela Beatriz Hernández, Melina Delú, María Graciela Parola, Alcira Figuero y Victoria Rosso.

“La violencia de género en el hogar constituye una flagrante transgresión de los principios consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Entre otras cosas, la violencia contra las mujeres es una violación del derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona (art. 3); del derecho a no ser sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (art. 5); de la igualdad ante la ley y el derecho a igual protección de la ley (art. 7); del derecho a recurrir a un tribunal imparcial (arts. 8 y 10); del derecho a circular libremente (art. 13), y de la libertad de reunión y asociación”, sostiene Caselles en su presentación.

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Cáceres y Martinazzo comenzaron una relación en 2013 que terminó en febrero de 2020, pero se siguieron frecuentando ya que los hijos de ambos tenían una buena relación. El 23 de noviembre de 2020, ambos se encontraban en el departamento del diputado en la ciudad de San Juan, cuando él empezó a indagar a su ex pareja por un supuesto romance.

“A las 9:00 horas aproximadamente, el Sr. Castro Ciotti, se comunicó al teléfono particular de Eduardo Cáceres, le manifestó que había recibido una llamada y un mensaje de la suscripta y le preguntó qué pasaba al acusado. Cáceres y Castro Ciotti entablaron una conversación telefónica, tras lo cual este último le dijo que no sucedía nada entre él y la deponente”, declaró Martinazzo.

Cerca del mediodía, cuando la mujer ya había recuperado su celular, Cáceres volvió a arrebatarle el teléfono móvil, y esta vez Martinazzo reaccionó.

“El acusado le arrebató el teléfono y dio media vuelta, tras lo cual la deponente (Martinazzo) se colgó del cuello del acusado en un intento de sacarle el celular. El imputado comenzó un forcejeo. Inmediatamente la tiró al piso, quedando la suscripta boca arriba y luego Cáceres se le subió encima y se sentó arriba de ella, dándole la espalda y con las manos intentaba taparle la boca, ya que la deponente pedía a gritos auxilio. En un momento dado, el acusado giró y la agarró de los pelos y la tiró al sillón. Una vez en el mismo, la dicente comenzó a defenderse golpeándolo con el taco de su bota que tenía puesta en el hombro del acusado”.

Y agrega: “En ese momento (Martinazzo) se defendió con las manos, lo que provocó rasguños en el rostro, en la mano, en el pecho y en la espalda del encartado (Cáceres). Ella le suplicaba a Cáceres que la dejara respirar y que le diera el teléfono, mientras estaba aprisionada con el cuerpo de él y con el sillón no logrando respirar, estando casi sin fuerzas, temiendo en ese momento por su vida”.

A continuación, la mujer denunció que mientras la golpeaba, Cáceres nunca soltó su teléfono celular y seguía buscando información de otras supuestas relaciones sentimentales de ella.

Martinazzo declaró que luego del hecho, “el imputado le sugirió que se pusiera una remera o una camisa manga larga a los fines de ocultar las lesiones que le habían quedado en los brazos, ya que no podía llegar marcada por los golpes a su domicilio y que la vieran así sus hijos”.

“En un momento dado, el acusado se acercó, la abrazó, le dijo que la amaba y le pidió disculpas sobre cómo se había portado con ella, ofreciéndole llevarla a su casa en su camioneta”, concluyó Martinazzo.

Y precisó que al día siguiente Cáceres se hizo el desentendido y le escribió como si nada hubiera pasado: “Gordita, te amo. Estaba por decirte que vinieras a almorzar”. La causa seguirá su camino judicial, bajo la acusación de “lesiones agravadas por el vínculo”, y Cáceres se enfrenta a una posible condena con prisión efectiva.