La madre de la menor de edad descubrió la escena y estalló a los gritos alertando a los vecinos. En ese momento, su hija le contó que desde hacía tres años, la pareja de su madre -Gabriel Pereyra- abusaba de ella.

Al correrse la noticia por el barrio, los policías que recibieron la denuncia y se apersonaron a la casa, tuvieron que montar un dispositivo para trasladar al agresor sexual y recibieron piedrazos de los vecinos que no quería que se lo llevara.

En medio del desconcierto de gritos y corridas, los policías tiraron balas de goma para dispersar a la gente y poder arrancar el móvil con el detenido.