La situación de abuso se dio en una casa que una joven alquilaba y fue el padre de la locataria, un hombre de 65 años, el que la manoseó e intentó violarla.

Ella no se quedó de brazos cruzados y después del hecho llegó hasta el domicilio del abusador y lo escrachó delante de su familia.

Lejos de negarlo, el hombre lo único que hizo fue insultarla al grito de "gorda de mierda", como queriendo dar a entender que por su peso él no había hecho nada.