Con un discurso cargado de chicanas e inexactitudes en relación a la libertad de expresión, la gobernadora María Eugenia Vidal salió a responderle a la Justicia que este jueves emitió un ordenamiento de 138 nuevas reincorporaciones en Télam: un fuerte revés que evidencia que la política de despidos en la agencia nacional de noticias que encaró el titular del Sistema Federal de Medios, Hernán Lombardi, es totalmente trucha. Y a partir de allí, cualquier análisis de credibilidad de los medios hegemónicos en la era Cambiemos, es completamente nulo.

La gobernadora bonaerense celebró que "ya no hay enjuiciamientos públicos ni escraches a periodistas", y con una inocencia poco antes visto lanzó que la tarea de los medios es "incomodar" a la política. Tanto la incomodaron los medios de perfil opositor que Cambiemos diseñó la estrategia judicial para asegurarse el entorpecimiento de la investigación por los aportantes truchos.

Haciendo gala de su compromiso con la verdad, e igualando ese interés en el ejercicio periodístico, la autoridad provincial manifestó que los medios no tienen injerencia en las decisiones electorales de los ciudadanos. Una mentira comparable con los más atroces encubrimientos mediáticos a los poderes de turno, como haber culpado a "la crisis" de las muertes de militantes en diciembre de 2001, tras una feroz represión policial.

Pero lo más cínico del discurso de Vidal es desconocer la terrible crisis en la que desde 2015, viven los trabajadores de medios: 3 mil despidos de periodistas, de los cuales 357 fueron ordenados de manera ilegal por la administración que comparte Vidal, y que a pesar de que la justicia continúa demostrando el proceso irregular se niega a entablar una mesa de diálogo para su reincorporación. De ahora en más podría llamarse, 'cara de piedra' Vidal.