El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que "cónyuge" se refiere no sólo a los matrimonios de un hombre y una mujer sino también a los del mismo sexo.

El Tribunal es la más alta instancia judicial europea y sus sentencias son de obligado cumplimiento en los 28 países del bloque. En la práctica, la sentencia significa que los países europeos que no permiten el matrimonio homosexual ahora están obligados a reconocer casamientos homosexuales celebrados en otros países si uno de los contrayentes es nacional de algún país europeo.

La decisión judicial sucede después de una larga batalla jurídica por parte de Adrian Coman, ciudadano rumano, y su marido Robert Claibourn Hamilton, ciudadano estadounidense. Como Estados Unidos no permitía entonces los matrimonios homosexuales, se casaron en Bélgica en 2010 porque Coman trabajaba en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo.

Cuando quisieron mudarse a la Rumania natal de Coman y ahí comenzaron los problemas. Rumania no reconoce aún el matrimonio homosexual y sus autoridades se negaron a dar un permiso de residencia a Claibourn. 

La pareja recurrió a la Justicia y luego de una batalla larguísima llegó al bloque que ahora dio la razón a la pareja y obligó al Estado rumano a dar permiso de residencia a Claibourn si lo solicita. 

La sentencia sienta precedente jurídico en toda la UE y tiene el potencial de afectar a decenas de miles de parejas en situaciones similares.