Una familia francesa que estaba de paso por España para asistir a un casamiento no tuvo la mejor idea que dejar a su perro llamado Fidji, un bóxer de un año, dentro del auto durante cuatro horas, mientras compraba algunos productos en el famoso centro comercial Ikea.

Una persona que vio la situación alteró a la policía y estos rompieron el vidrio para sacar al perro, que ya estaba agonizando. Inmediatamente fue trasladado a la veterinaria más cercana donde a pesar de una operación de tres horas no logró sobrevivir.