El nombre que Esteban Quispe le dio a su compañero electrónico es Wall-Ekitt, una especie de pequeño robot creado por él en seis meses, a imagen y semejanza del famoso personaje de Disney.

El ‘genio de Patacamaya’ tiene 17 años y su pueblo está ubicado a dos horas de La Paz, Bolivia. Es humilde y no tiene reparos en abrir las puertas de su casa, pero sobre todo las de su laboratorio: un pequeño cuarto donde atesora sus inventos. Está lleno de circuitos, latas, cables, equipos eléctricos y aparatos para soldar. Casi todo lo consiguió en el basural del pueblo.

''Esta pasión despertó a mis 10 años, no tuve instrucción, hice mis inventos con la supervisión de mi padre y ahora mi hermanito (Hernán) es mi ayudante'', relató.

Esteban creó una sincronización de luces en 2011, y la utilizó para replicar las luminarias que caracterizaban al 'auto fantástico', aquella serie de los años 80. Pero también se las arregló para lograr que las luces fueran automáticas, que se prendieran con aplausos o cuando el sol deja de iluminar el cielo.

Su más reciente creación es Wall-Ekitt: un pequeño robot de lata, con varias conexiones internas que hacen que el aparato se mueva hacia adelante y hacia atrás. Esteban comanda su invento desde su celular, a través de una aplicación para celular que él mismo desarrolló.

Teresa, su madre, expresó su alegría por Esteban, ya que el Ministerio de Educación le ofreció una beca de estudios universitarios, y una vez terminado el bachillerato comenzará a cursar estudios superiores.