Mientras algunos discuten las medidas de restricción para intentar bajar la cantidad de contagios, las terapias están cada vez más saturadas con gente cada vez más joven.

Los que peor la pasan, obviamente, son los pacientes, pero también sus familiares y el equipo de salud que mas allá del cansancio, pasan largas jornadas sin ver a sus familias y exponiéndose al contagio.

Esta es la realidad que hoy vive el país y estaría bueno que todo el mundo lo vea para que dejen de quejarse por pavadas.