"Que el desprecio por los movimientos sociales y entidades de la sociedad civil manifestado en esta declaración sea considerado por todos y todas a la hora de decidir su voto. Callar a la sociedad civil, como anuncia Jair Bolsonaro, es práctica recurrente en regímenes autoritarios", reza la conclusión del comunicado firmado y compartido por el Cels, en contra de la amenaza del candidato presidencial Jair Bolsonaro a terminar con el activismo en Brasil, en caso de ser elegido.

Según estudio realizado por IPEA (Instituto de Pesquisas Económicas Aplicadas), en 2017 existían en el país más de 820 mil ONGs, con objetivos apuntado a mejorar la educación, salud, las libertades individuales e igualdad en el acceso a derechos, el acceso a la información y la libertad de expresión, por dignidad en el trabajo, por el derecho de los niños, niñas y adolescentes, por el respeto al medio ambiente, entre tantas otras temáticas.

Sobre todo porque Brasil es reconocido internacionalmente por su fuerte red de voluntariado, formada por millones de ciudadanos y ciudadanas que luchan por una sociedad más justa, más igualitaria, por el acceso a derechos básicos fundamentales.

"La acción de estos activistas viene siendo fundamental para la mejora de las condiciones de vida en el país y para el avanzo en la conquista de derechos. Organizaciones y movimientos son actores estratégicos en la contribución para la formulación de políticas públicas, la elaboración de leyes importantes para el país, la fiscalización del poder público del punto de vista presupuestario, el control de la ejecución de políticas públicas y programas de gobierno", destaca el comunicado apelando a la importancia de una sociedad civil dinámica, activa y libre para denunciar abusos, defender conquistas y avanzar en derechos.

Leyes como la del combate al racismo, el enfrentamiento a la violencia contra las mujeres, el seguro desempleo, el financiamiento estudiantil, contra la deforestación, por la protección de los animales, así como la Ley de la Ficha Limpia para combatir la corrupción, fueron iniciativas que vinieron desede la sociedad civil.

Las organizaciones consideran las palabras de Bolsonaro como "de extrema gravedad" y "una amenaza más a nuestra democracia propagada por esta candidatura", en realción a los dichos viralizados el día 7 de octubre por internet.

"Se trata de una amenaza inaceptable a nuestra libertad de actuación. No serán afectados solamente la vida de miles de ciudadanos y ciudadanas activistas y el trabajo de 820 mil organizaciones. Lo será la propia democracia brasileña. Y no hay democracia sin defensa de derechos", advierte el comunicado.