Sospechan de la policía por la muerte de un argentino
El ciudadano argentino Juan Pablo Torroija vivía en un Okupa de Girona, España. Hace veinte días fue detenido por la policía y golpeado de forma salvaje. Ni su familia ni el consultado argentino fueron avisados de la muerte.
El 10 de julio, Juan Pablo desapareció. Este sábado, tras 18 días de buscarlo y llamarlo a los teléfonos de sus conocidos, la familia Torroija se enteró de que llevaba muerto dos semanas.
Juan Pablo Torroija tenía 41 años y una hija pequeña, había iniciado los trámites para naturalizarse en España, por eso tenía sus documentos en regla. En cada registro que firmaba, Juan Pablo dejaba el teléfono de su ex compañera española: por si lo necesitaban, por si alguien lo buscaba.
En los últimos día, el cónsul argentino en Barcelona, Felipe Álvarez de Toledo, le exigió a la justicia de España una investigación para develar las causas de la muerte de Juan Pablo Torroija, el argentino de 41 años que murió en un hospital tras haber sido detenido por la policía. Su cuerpo está guardado en la morgue judicial de Girona.
“Esta mañana presentamos dos escritos ante los tribunales: uno de ellos pidiendo conocer las circunstancias de la muerte de Torroija, y otro para que el cuerpo no sea inhumado”, reconoció Álvarez. Los familiares, su hermana y su madre, esperan que la Cancillería se sume al reclamo de esclarecimiento. Exigen una nueva autopsia y ser parte querellante en el caso.
“La causa debe permanecer abierta hasta que se esclarezcan los hechos de la muerte de este ciudadano argentino”, agregó Álvarez de Toledo al denunciar que tanto él como la familia de Torroija conocieron la noticia de la muerte de Juan Pablo hace poco tiempo.
La historia de cómo Juan Pablo se fue a vivir a España comenzó hace siete años cuando viajó detrás de una novia. En seguida se vinculó al movimiento okupa de Barcelona, que busca recuperar viviendas abandonadas. El año pasado, cuando la Marcha de Los Indignados se multiplicó por Europa, a él y a todos sus compañeros de militancia los echaron de los viejos edificios y empezaron a perseguirlos. Así llegó a Girona, escapando de las razzias.
La Policía de Girona, conocida como Mossos d’Squadra, lo detuvo en la calle el 10 o tal vez el 11 de julio. Estaba solo. Lo llevaron a la Comisaría Vista Alegre y de allí al Hospital Trueta, en el centro de Girona. Tenía signos de ahorcamiento. La Policía dijo que Juan Pablo había intentado suicidarse, pero el relato de un testigo cuenta otra versión.
El testigo es un italiano, uno de los pocos conocidos que Juan Pablo conocía en la ciudad y que el 13 de julio lo vio por última vez. Pero el italiano se fue de Girona: la policía lo amenazó y temió por su vida.
La familia Torroija se enteró este sábado de esa parte de la historia. Tuvieron que esperar que un amigo de Juan Pablo fuera a España a buscarlo y allí se encontrara con el relato de Mariano, el otro okupa. “Nos dijo que cuando Mariano lo vio estaba todo golpeado en la cabeza, en las costillas del lado izquierdo, en los brazos y con el cuello todo marcado, no por soga, sino por trauma. Que en todos esos lugares estaba cubierto con cinta blanca, como tapando los golpes”, contó un allegado a la familia que pidió sea reservada su identidad.
Los médicos del Hospital Trueta habían dicho que el argentino tenía daños irreversibles por la asfixia. El 14 de julio, Juan Pablo murió. Según sus familiares, quien lo vio con vida no pudo avisarles porque no sabía cómo comunicarse: la Policía no le había entregado los objetos personales, donde tal vez estaría anotado un teléfono, un correo, una dirección.
El hermanastro de Juan Pablo, junto a su ex compañera y su hija, se presentaron con abogados al Juzgado N.° 1 de Girona. Sus intenciones eran que se realizara una nueva autopsia y que los policías que actuaron en la detención fueran interrogados. El juez desestimó ese pedido y agregó que no hay más para investigar: que la muerte del okupa argentino fue un suicidio. Al paso de los hechos, la causa será archivada en quince días.
La respuesta que obtuvieron las autoridades consulares no fue mayor. Les entregaron el acta de la autopsia y el gobierno local les pidió disculpas por no haber informado del fallecimiento del ciudadano argentino.