El caso es extraordinario. Ellas son hermanas gemelas pero no se parecen en absolutamente nada. De hecho, son casi opuestas. Lo que pasa es que Donna, la mamá de las chicas, es mitad jamaiquina y su padre es de piel blanca y ojos claros, lo que hizo que las dos hermanas tengan rasgos así de distintos.

Las chicas hoy son grandes y tuvieron que dar toda su vida la misma explicación. Imaginemos el agote de las pobres. Nunca creyeron que fueran gemelas y tuvieron que mostrar sus certificados de nacimiento para que comprobaran que no mentían. “Nunca nadie creyó que somos gemelas por nuestros colores de piel. Aunque nos pongamos lo mismo, no parecemos hermanas y menos gemelas”, sostuvo una de las chicas.