Es español, tiene 24 años y se llama Manel De Aguas. Trabaja en Barcelona como fotógrafo y productor musical.

En nota con distintos medios y youtubers admitió que desde hace tres años se autopercibe como Transespecie: “No me considero cien por ciento humano. Mi persona no coincide con el concepto biológico que se conoce”.

Manal fue más allá, se implantó dos aletas de silicona de 500 gramos que diseñó con sus propias manos, órgano al que le conectó un microchip que le permite percibir, entre la piel y el hueso, vibraciones de sonido, la humedad, la presión y la temperatura.

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