Son siete mujeres de, en ese momento, 17 años, que iban a un taller de teatro que funcionaba en el Centro Cultural Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Casi tres años después denuncian que el docente de ese taller las captó en una secta y las sometió a rituales con abusos sexuales.

Ellas se reencontraron y hace seis meses hicieron la denuncia en la fiscalía especializada en violencia de género (UFEM). La denunciante indicó que le hicieron un allanamiento y que tiene una orden de restricción en relación a todas las mujeres que lo acusan. "La causa está en etapa de investigación. No le allanaron la casa para detenerlo, era para llevarse material informático", precisó.

En un post de Facebook, la joven contó que estaba demasiado atrapada para ver la red. "La voz de mi deseo y mi voluntad estaba silenciada adentro mío, él había tomado todo mi cerebro. Un año y medio atrás me escapé como acto de supervivencia, porque mis ganas de vivir y ser feliz fueron más fuertes que toda la caca que esa persona había metido en mi cabeza y marcado en mi cuerpo", escribió la chica en su cuenta.

"Existen adultos que crean sectas complejas donde abusan de menores. Sí, tras discursos de espiritualidad sofisticados hay violaciones sexuales. Esto sucede y es tiempo de que se hable, ya", agregó.

Una de las víctimas sostuvo a Página/12 que era "violada todas las semanas porque había una cuestión espiritual de por medio y que de repente todo era sexo. Llanto. No entender nada. Volver a mi casa y tener un bloqueo mental. No pensar. Él cada vez pedía más y yo estaba superdeprimida". 

Luego de varias experiencias sexuales, cada vez que traspasaban un límite, el acusado les asignaba un nuevo nombre en griego. "Él te llevaba a estados, a estar en trance”, dijo una de ellas a Página/12. Y agregó que no consumían drogas, pero sí mucho vino. Y les hacía hacer ejercicios de hiperventilación tras los que terminaban mareadas. "Hubo momentos muy puntuales, El Banquete uno y dos, rituales de iniciación, donde terminó dándose esta situación de orgía, donde estuvo involucrado practicándonos sexo oral", agregó. 

Diego Berardo, director del Centro Cultural Sábato, explicó que el hombre "no era docente, era director de un elenco. No daba talleres en el Sábato, él estaba conformando un elenco para armar una obra. Era un contratado, era una contratación de locación de servicio".

"Nos enteramos de la situación por una mamá que vino a hablar con las autoridades de la Facultad. Le dijimos que íbamos a hablar con esta persona. Los argumentos que daba eran muy titubeantes y flojos, con lo cual nos hacía potenciar el argumento de la madre. En ese momento tomamos la decisión de desvincularlo de la Facultad y del espacio cultural y de comunicarle a la madre que nos poníamos al servicio de ella", agregó Berardo.

"La madre nos contó que en el centro cultural hacían una reunión de elenco, con una capacitación, y que después se iban afuera del centro cultural, a comer, a tomar algo, y que se iban a la casa. Y que en la casa tenían diálogos que a ella le parecían extraños, que hablaban de sexualidad. Nunca nos contó la magnitud de lo que nos enteramos hace unos días", concluyó.