En Francia la compañía Gleeden que se considera el "sitio extramatrimonial para mujeres casadas" por excelencia afronta una demanda de la la Asociación de Familias Católicas (AFC) por promocionar sus "servicios" en la vía pública.

Desde la AFC plantean cuestionar la legalidad de Gleeden al promover el adulterio ya que la fidelidad es parte parte fundamental del matrimonio según lo estipulado en el Código Civil galo.

"Hay muchos sitios web que promueven el contacto sexual entre individuos, pero lo que hace a Gleeden distinto es que su modelo de negocio se basa en la infidelidad marital", dice Jean-Marie Andres, presidente de la AFC en diálogo con la BBC.

"Pero aquí en Francia, tanto la gente como los legisladores están de acuerdo en que el matrimonio es un compromiso público. Está contemplado en la ley. Lo que queremos lograr con nuestra demanda es demostrar que el Código Civil tiene un significado" aseguró Andres.

Gleeden afirma que 80% de las personas que usan su  web están casadas. "Tenemos muchos clientes que nos han dicho que tener un jardín secreto es lo que salvó sus matrimonios", afirma la portavoz de la empresa, Solene Paillet y agrega: "No inventamos el adulterio, existiría al margen de que existiéramos o no".

"Todo lo que estamos haciendo es cubrir una demanda. Si a la gente le desagrada nuestra promoción, pueden ignorarla. Si ves un auto bonito en un póster no estás obligado a comprarlo. La decisión es tuya", agrega Paillet a la BBC.

"En un caso como este, el tribunal también considerará el cambio de valores y moralidad en la sociedad moderna. El concepto del deber de fidelidad es bastante flexible", afirma Stephane Valory, especialista en derecho de familia. "Hace 50 años –continúa- mucha gente habría estado molesta con la oferta de Gleeden. Hoy en día, es una minoría. Así que el tribunal no emitirá el mismo fallo que habría emitido hace 50 años".

El Código Penal Galo vigente hace 50 años consideraba el adulterio como un crimen  y estipulaba que una mujer adúltera podía recibir una sentencia de prisión de dos años. Pero si se trataba de un hombre, ¡el castigo solo  era una multa!.

Queda por verse qué resolverá la justicia pero claramente la separación entre la religión y el Estado laico es fundamenta. Habrá que ver si los jueces aceptan la demanda impulsada por el catolicismo.