Ocurrió en la localidad de Laguna Larga, en Córdoba, a las nueve de la mañana. Lo que debía ser un viaje habitual terminó en un escándalo del que por suerte no hay que lamentar víctimas.

Cuando un pasajero se negó a utilizar el barbijo para subir al colectivo todo se desmadró. El joven volvía de un boliche y resolvió contestar al pedido insultando y lanzando un golpe.

A lo que el chofer respondió bajando del vehículo blandiendo un palo e intentando golpear al joven con el mismo. Entre embestidas fallidas, patadas al aire y golpes que no se acertaron, todo se disipó sin que hubiera heridos, pero estuvo muy cerca de terminar en una tragedia.