Esta vez se trató de jugadores del Liceo Rugby Club de Mendoza que atacaron en patota a otro grupo en una batalla campal donde un adolescente de 16 años terminó hospitalizado con ocho huesos del rostro fracturados y lesiones serias en la cervical.

Lo que ya es claro es que no se trata de hechos aislados sino de una forma de actuar de los jugadores de rugby avalado por años de historia de violencia y la permisividad de los clubes y las asociaciones que los nuclean.

Pero lo que eriza la piel es escuchar el audio que se filtró de uno de los protagonistas de la golpiza cuando dice: "tenía ganas de pelear".