David Copperfield, el ilusionista más importante del mundo, tuvo que romper la regla número uno de un mago: revelar un truco.

Todo comenzó cuando el inglés Gavin Cox fue a ver un show del mago en el MGM de Las Vegas, en Estados Unidos, momento en que resultó herido tras haber participado en un truco en el que Copperfield hace desaparecer a 13 personas.

Allí, cuando se bajó el telón, los asistentes del ilusionista comenzaron a sacarlos rápidamente a través de un túnel oscuro y en construcción que estaba lleno de polvo y cemento, lo que provocó que Cox se cayera, se dislocara el hombro y posteriormente sufriera de un daño cerebral.

"Fue como si una alarma de incendio se hubiera encendido. Ellos gritaban '¡rápido! corre, corre, corre'. Era como un pandemonium. No sabías donde debías ir. Estaba oscuro. Había manos empujándome en mi espalda. Entonces, cuando doblé en una esquina, mi pie tropezó y caí contra el suelo", le contó le inglés al Daily Mail.

El accidente tuvo lugar hace tres años y el hombre finalmente enjuició a Copperfield por negligencia, pidiendo a cambio millones de dólares.