La policía se enfrentó a un misterio durante varias horas hasta que pudieron determinar qué había pasado con Lucien y Olivier, que fueron hallados muertos en una terraza/ jardín de una vivienda unifamiliar en Authon-du-Perche, en Francia. 

Los cuerpos no mostraban ningún signo de violencia lo que hizo que durante muchas horas la vecina de ambos hombres creyera que estaban dormitando hasta que finalmente notó que estaban sin vida y dio aviso a la policía. 

Cuando llegaron las autoridades se encontraron con una mesa con mantel a cuadros rojos y blancos y los dos hombres muertos sin causa aparente. “Era muy curioso, sus caras estaban apacibles, daban realmente la impresión de que dormían”, señaló el alcalde del pueblo, Patrice Leriget, sorprendido ante el hecho. 

Los primeros indicidios apuntaban a que ambos hombres “parecían haber muerto de forma simultánea” por lo que se contempló la posibilidad de envenenamiento, una intoxicación alimentaria o incluso un suicidio pactado.

Pero finalmente el fiscal de Chartres, Rémi Coutin, develó qué ocurrió. Se trató de una mera cadena de sucesos trágicos.  Lucien se atragantó cuando, pese a que tenía la dentadura en muy mal estado, intentó tragarse un pedazo de carne de 44 gramos. Tenía un alto nivel de alcohol en la sangre, 2,45 gramos por litro, y se ahogó. 

Olivier, aunque era mucho más joven, sufría cardiomegalia- un aumento anormal del corazón que lo hacía mucho más frágil- y al ver que Lucien moría ahogado  sufrió una crisis cardíaca- sumada también al gran nivel de alcohol-  y falleció.