La relacionista pública de 30 años, Justine Sacco, compartió un tuit en diciembre de 2013 con sus 170 seguidores que le cambió la vida para siempre.

Sacco se encontraba en el aeropuerto londinense de Heathrow esperando un vuelo que la llevaría a Cape Town, Sudáfrica, cuando antes de abordar compartió el siguiente tuit: "Voy a África. Espero no contagiarme con VIH. Estoy bromeando. Soy blanca".

Nunca imaginó las consecuencias que traería lo que posteriormente describió como un chiste. El revuelo se inició mientras Sacco estaba en el avión, así que en un principio no tenía ni idea de lo que ocurría. Poco después fue despedida.

IAC, la compañía de medios e internet para la que trabajaba, hizo el anuncio públicamente a través de un tuit: "Este es un asunto muy serio para nosotros. Ya no tenemos relación con la empleada en cuestión".

Hasta el millonario estadounidense Donald Trump se refirió al incidente: "¿Qué rayos estás haciendo? ¿Estás loca? ¡No es agradable ni justo! Apoyaré a @AidForAfrica (AyudaParaAfrica). Justine está despedida", tuiteó Trump a las 11.13 pm el 22 de diciembre de 2013.

@brainclouds comentaba, usando el hashtag #hasJustineLandedYet –YaAterrizóJustine-, "Es impresionante ver como alguien se autodestruye sin ni siquiera saberlo".


La historia de Sacco es una de las varias referidas por el escritor galés Jon Ronson en su libro "So You’ve Been Publicly Shamed", que se puede traducir como "Entonces te avergonzaron públicamente".

"Cuando conocí a Sacco, estaba confundida, molesta. Tras lo ocurrido, no dormía, se despertaba en medio de la noche sin saber quién era, sentía que su vida no tenía propósito. Hasta ese momento había tenido una carrera exitosa, lo que la hacía feliz. Pero esa satisfacción se la quitaron. Y la gente se alegraba por eso", recuerda Ronson.

"En el caso de Sacco, hubo todo tipo de comentarios, pero muchísimos fueron misóginos. Suele ocurrir con frecuencia cuando se trata de una mujer", señala Ronson.

"Fue sometida a una campaña de acoso terrible a través de internet. La empezaron a bombardear con amenazas de violación y de muerte, hubo incluso quien hizo pública su dirección incluyendo la foto de una mujer decapitada que tenía la boca cubierta de cinta adhesiva", agregó Ronson.

Por una foto

El otro caso fue el de Lindsey Stone, de 32 años, luego de publicar una foto. Stone se encontraba con una compañera de trabajo en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia, EE.UU, y decidió tomarse una foto en la tumba del soldado desconocido, justo al lado de un letrero que pedía "silencio y respeto".

A ambas les pareció genial que Stone apareciera en la imagen pretendiendo gritar y haciendo una seña vulgar con el dedo medio. Era parte de una broma entre ambas. Solían tomarse fotos junto a letreros desobedeciendo la instrucción del mismo. Por ejemplo, fumando justo frente a uno que prohibía fumar en ese lugar.

La ira en la red se desató un mes después, cuando alguien se tropezó con la foto. Se creó una página muy popular en Facebook llamada "Despidan a Lindsey Stone". Al día siguiente, había cámaras de televisión frente a su casa. También fue despedida.

Al año siguiente del incidente apenas salió de su casa, estaba deprimida y sufría de insomnio. Según le contó a Ronson, no quería que nadie la viera y no quería ver a nadie.