La noticia causó conmoción en el noroeste del país. Sin embargo, ni siquiera su imagen en los medios provinciales alcanzó para que alguien reclame al hombre que hace seis meses que perdió la memoria y no sabe quién es.

Le pusieron Darío Núñez pero en realidad nadie sabe su nombre ni su edad a ciencia cierta, publica este lunes diario Tiempo de San Juan.

Con alrededor de 50 años,  Darío no sabe nada de sí mismo y en este momento está al cuidado de los voluntarios que cooperan con la Casa de la Bondad, donde aprende a ser un adulto a los 50 años.

Los únicos datos certeros es que el 19 de febrero pasado un hombre de aproximadamente de 50 años entró a Urgencias del hospital Rawson con una herida en la cabeza. El golpe, por el que perdió masa encefálica, le fue propinado con una pala o un elemento contundente. El cuerpo inerte del hombre fue encontrado en Libertador y Pueyrredón, Santa Lucía. Desde esa intersección fue auxiliado por una ambulancia, que llegó tras una alerta vecinal.

Cuando llegó a Urgencias el estado de salud del hombre no era para nada bueno. Existían muchas chances de que muriera. Los esfuerzos de los profesionales que lo atendieron rindieron sus frutos y el hombre se salvó, pero como consecuencia del golpe perdió la memoria. Sólo dice 'sí', 'no', 'frío' y 'caliente'. No puede entablar una conversación y también está aprendiendo a ir al baño por sus propios medios.

A medida que fueron pasando los meses, el paciente se fue recuperando. Pasó de Urgencias a Clínica Médica sin que nadie lo reconociera. Como no tenía documentación cuando lo encontraron en la calle, desde el hospital y en conjunto con la Policía mandaron una foto del hombre a los medios de comunicación de San Luis y La Rioja.

Justamente de esta última provincia hubo un llamado. Una mujer aseguró conocer a la hija de Darío. A pesar de que intentaron ubicar a la supuesta hija del hombre, hasta ahora no han podido establecer ningún contacto.

Los médicos y enfermeras que lo atendieron en el hospital dicen que Darío es un hombre tranquilo, que come con ayuda y que no se queja de nada. No habla y su mirada está perdida. El fuerte golpe en la cabeza le dejó estas secuelas, que esperan poder ir revirtiendo con el tiempo.

Como la condición médica de Darío es buena y no había mucho más que hacer en el hospital, decidieron darle intervención a la Casa de la Bondad, que depende de la fundación Manos Abiertas. Si bien en la institución están abocados a la atención de pacientes con enfermedades terminales que no tienen familiares decidieron darle una mano a Darío.

La esperanza es que que un familiar se presenta a partir de las trascendencia pública de su historia.