"Presencia de glifosato y clorpirifos", dijeron los investigadores de la Universidad Nacional del Litoral sobre el resultado de las muestras de agua y tejido que encontraron en las costas del río Salado, donde aparecieron muertos centenares de peces en diciembre de 2020.

Sin embargo, el gobierno de Santa Fe asegura que se se debió a la falta de oxígeno y no a la presencia de agroquímicos -herbicidas y plaguicidas- en el agua. Según las autoridades del gobierno provincial, el nivel de herbicidas detectados en el agua están por debajo de los valores máximos establecidos por la ley nacional.

Para el subsecretario de Recursos Naturales de la provincia, Gaspar Borra, esto ocurrió por el fenómeno denominado hipoxia, que es "un fenómeno que se puede dar tanto en verano como en invierno y que se potencia por las condiciones hidrométricas (bajante) y climáticas".

Muy diferente a los resultados del estudio publicado por la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que en su momento solicitó la Procuración General de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, que registró residuos de agroquímicos en el río Salado.

¿A quién creerle?

Mientras para Borra los materiales contaminantes "están muy por debajo de los valores establecidos en la ley nacional. Son sólo 6 microgramos por cada litro de agua, cuando la ley en nuestro país indica un máximo de 90 microgramos"; el estudio realizado por investigadores de la UNL, detectó restos del insecticida clorpirifos, en concentraciones de entre 30 y 80 miligramos, y, en menores cantidades, del herbicida 2,4-D en las branquias y en el hígado del pez sábalo.

Polémica.