Sarmiento es, sin lugar a dudas, una de las personalidades más complejas de la historia argentina y sudamericana, dadas sus posiciones teóricas y su accionar político concreto -también como presidente- en el marco de una nación en construcción.

Sin embargo, hay quien prefiere abordar los procesos históricos y a los hombres que en ellos encarnan de una manera maniquea, cortando un fotograma para sacar sus conclusiones en lugar de ver la película completa y reconocer la complejidad, incluso las contradicciones, de los procesos históricos y sus protagonistas.

Ese parece ser el caso de el ministro de Defensa uruguayo Eleuterio Fernández Huidobro, quien durante un acto público se refirió a Domingo Faustino Sarmiento como un  "grandísimo hijo de puta".

Fue durante un acto en la localidad uruguaya de Piriápolis, donde hizo un repaso por la historia rioplatense. Primero tildó a los unitarios argentinos -muchos de los cuales se exiliaron en Uruguay durante el gobierno de Rosas- de "manga de sinvergüenzas".

Enseguida, Eleuterio se desató y calificó al autor de Facundo como "grandísimo hijo de puta" porque postuló "matar gauchos diciendo que eran buen abono para las pampas".

En efecto, en una carta dirigida a Mitre, Sarmiento lo aconsejaba: "No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes".

El expresidente entre 1868 y 1874 no tuvo empacho en manifestar su desprecio hacia la figura del gaucho e incluso hacia el indígena sudamericano; pero también hay que decir que, además de la educación pública y popular, fue un ferviente impulsor de la industrialización del país y un crítico feroz de "la aristocracia con olor a bosta que gobierna el país" en el siglo XIX.

Como dice el historiador Felipe Pigna, "fue ante todo un hombre de su tiempo, marcado por profundas contradicciones y una enorme sinceridad que lo llevaba a ser siempre políticamente incorrecto. Insultó a la oligarquía de su tiempo y pidió no ahorrar sangre de los mismos gauchos a los que llamaba 'el soberano' y se obsesionaba en educar. Todo eso, no parte de ello, fue Sarmiento".

"La historia hay que darla completita", enfatizó el importante ministro uruguayo que, como quien dirige su gobierno, Pepe Mujica, parece bastante suelto y desenfadado a la hora de lanzar adjetivaciones y epítetos. Puede estar bien, o no; especialmente cuando se roza el exabrupto irresponsable.