Los bomberos voluntarios de Centenario, una ciudad de 30.000 habitantes que está ubicada a 15 kilómetros de Neuquén, minutos después de haber combatido un incendio, debieron abocarse a atender a Manuela, la niña de 3 años que ingresó al cuartel convulsionando, en brazos de su mamá.

Según trascendió, apenas escuchó los gritos desde la calle, Mikael Lucero, uno de los bomberos, abrió la puerta y agarró a la nena, la puso sobre sus piernas y comenzó a realizar distintas maniobras para ayudarla. De inmediato, otros dos compañeros lo asistieron.

Mientras Cristina, la mamá de Manuela, se tomaba la cabeza, desesperada, y el padre, en estado de shock, miraba desde la puerta, los agentes lograron estabilizar a la niña, quien fue asistida después por una enfermera del cuartel.

Luego, fueron la trasladaron a la guardia del Hospital de Centenario, que ya estaba al tanto de la situación.