Los tres Premios Nobel argentinos de ciencia, Bernardo Houssay, César Milstein y Luis Leloir son algunos de los retratos que cuelgan de las paredes del Salón de los Científicos, en la Casa Rosada. Pisoteando su memoria y habiendo mentido sobre sus intenciones hacia la comunidad científica, este jueves el presidente Mauricio Macri no tuvo mejor idea que utilizar este recinto para una reunión que poco tiene que ver con la ciencia, mucho menos con atender el reclamo legítimo de miles de becarios y jóvenes investigadores que ven en peligro su sueño de colaborar con la sociedad argentina, tal y como lo hicieron Houssay, Milstein y Leloir.

El mandatario lleva tres días haciendo oídos sordos ante la toma pacífica del Ministerio de Ciencia: el recorte presupuestario impulsado por el oficialismo dejará el próximo año a más de 500 científicos afuera del CONICET. A pesar del contexto conflictivo, no tuvo reparos de utilizar dicha sala de la Casa de Gobierno, para recibir a un grupo de jubilados, y al titular de la ANSES, Emilio Basavilbaso.

Allí el jefe de estado anunció que el programa de Reparación Histórica sumará a partir de enero próximo a casi 300 mil nuevos beneficiarios que tendrán un aumento promedio en sus haberes del 28,9%.

También trascendió que hace pocos días, en un acto casi secreto para evitar manifestaciones y protestas, la administración macrista entregó los premios Houssay a los científicos más destacados del país: los distinguidos entregaron una carta a Macri en la que le reclamaban cumplir con su promesa de campaña, sin embargo, las respuestas fueron nulas.