Desde este martes por la tarde, la aplicación de celulares que afecta los servicios de transporte empezó a funcionar en la Ciudad de Buenos Aires, y casi de inmediato los taxistas hicieron sentir su descontento en la calle, cortando sorpresivamente varias esquinas importantes, como Callao y Santa Fe, Alem y Corrienes, Garay y Lima o 9 de julio y Córdoba.

La Secretaria de Transporte del Gobierno porteño advirtió que controlarán a los autos pedidos con Uber y que en caso de encontrar irregularidades, serán remolcados por una grúa como en los casos de alcoholemia. Sin embargo, la legislación aún no comprende este tipo de servicios.

En su cuenta de Twitter, quienes manejan la aplicación Uber habían anunciado que desde las 16 ya se podrían pedir viajes en autos particulares, y el sindicato de taxistas se hizo oír con medidas de fuerza espontáneas.

"Cuando el servicio empiece a funcionar haremos los controles correspondientes, no habrá excepciones, como cuando detectamos transporte ilegal, no serán confiscados, sino remitidos, como ocurre en los casos de alcoholemia", detalló el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez.

Mientras tanto, y previendo un a reducción en los viajes, los conductores nucleados en el sindicato presentaron un amparo para frenar el accionar que propone la empresa, enmarcándolo como ilegal, al no estar registrado por la secretaría de Transporte.

Los usuarios deberán bajar la aplicación en el App Store de Apple o el Play Store de Google y confirmar el correo electrónico, tarjeta de crédito y número telefónico, según anunció el director de Operaciones de la app en Argentina, Mariano Otero. 

"Estamos muy felices de haber llegado. Sabemos que la aplicación va a ser un éxito rotundo, como lo confirman las decenas de miles de descargas de Uber en Argentina que se dieron, incluso, antes de que el servicio estuviera disponible en el país", aseguró Otero.